Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Estando en las vísperas de la Navidad y de la celebración del nacimiento del Niño Jesús, creo que debemos dar las gracias de tener la oportunidad de estar aquí en la tierra para poder compartir con los nuestros, pues muchas veces damos eso por sentado y hay muchas familias que, hoy más que nunca, sienten algún vacío de esos que duelen hasta la médula.

Deber ser una Navidad para agradecer, pero también para reflexionar sobre el país que tenemos y del que deseamos para nuestras familias, especialmente para todos aquellos que no han tenido oportunidades o que, para lograrlas, han tenido que sacrificar literalmente la vida.

En estas épocas aflora un sentimiento de solidaridad y mayor conciencia, y siempre he dicho que debemos encontrar la manera de que eso nos dure el resto del año porque para lograr los cambios que necesitamos, debemos tener la capacidad de ponernos en los zapatos de los otros y tratar de entender lo que mucha gente debe experimentar como consecuencia de nuestra realidad.

La separación familiar que han tenido que experimentar miles de familias en el país siempre se tiene presente, pero en fechas como éstas es cuando la falta se siente más y no puede uno dejar de pensar en aquellos que, aunque queriendo, no pueden pasar las fiestas con sus familiares porque eso significa renunciar a su futuro, literalmente.

Estamos por cerrar un año particular para el país e insisto en la necesidad de ser reflexivos y de vernos para adentro porque mañana a las doce debemos tener la humildad para reconocer lo que hicimos bien y lo que hicimos mal, pidiendo las fuerzas necesarias para poder hacer los ajustes en un momento tan definitivo en la historia del país.

Estos sentimientos hacia el prójimo que nos regala la Navidad nos deben servir para entender que la mejor forma de ser solidario es trabajando juntos por un futuro mejor en el que los menos privilegiados tengan una esperanza y aquellos que lo desean hacer bien no la tengan tan difícil. Un buen gesto como el que tiene el alcalde Arzú los 24 en la noche, debe servir para traducirse en mejoras constantes para la gente si aprendemos a manejar las cosas públicas con más transparencia y pensando en el desarrollo integral de la gente.

Ojalá sean muchos los que mañana le puedan pedir al Niño Jesús fuerzas para involucrarse en el futuro de Guatemala, obteniendo mayor conciencia de nuestra realidad y de que nuestro funcionamiento estructural nos obliga a que tengamos que ser caritativos porque no hay políticas de Estado que apoyen a quienes piden a gritos oportunidades.

Muy Feliz Navidad para usted y su familia pidiéndole a Dios que en este momento de reflexión todos entendamos que nos queda mucho por hacer y que debemos unir esfuerzos para tener una Guatemala en la que podamos construir un futuro diferente usando como gasolina y punto de partida ese sentimiento solidaridad y mayor conciencia que nos regala la Navidad.

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