Raymond J. Wennier

Es la época del año en la que el cielo es claro, solamente unas cuantas nubes, la temperatura va bajando dependiendo del clima que tengan más al norte y en los océanos y planificamos lo que vamos a hacer durante los últimos quince días del mes.

Los periódicos traen, desde el “viernes negro”, una cantidad de anuncios y otra publicidad para ganar el favor del público, sus clientes potenciales. Hay ofertas de dos por uno, descuentos especiales si compran en determinado número de días, si compran una moto o un carro, además de un descuento ofrecen tapicerías de cuero, luces especiales, etc. etc. Las ofertas son interminables.

Hoy lunes, que estoy escribiendo mi columna, esperaba encontrar los periódicos, aún “más gordos” de publicidad comercial por ser el último lunes antes del Día de Navidad.

Navidad es una época que por costumbre debe reservarse para actividades de la familia. Cena en la casa de los papás, o de los tíos o aún, la de una familia extendida, amigos, que no olvidan a los queridos abuelos.

El veinticuatro, la Noche Buena, todo el mundo espera la llegada del Niño Jesús para, a la media noche, rezar todos juntos. Las oraciones son especialmente para los miembros de la familia presente pero en especial por quienes se encuentran lejos, en otro país. De repente se encuentran en un país con una cultura diferente, en fechas diferentes. Con mayor razón hay que dejarles participar en su propia cultura para que no se sientan marginados.

Parte de los deseos solicitados al Niño Jesús, anticipan los que serán deseos para el próximo año, 2018. Aquí se puede uno volver totalmente egoísta, pidiendo situaciones y cosas materiales para uno mismo, cuando perfectamente se puede utilizar el momento de tranquilidad para meditar y reflexionar sobre cuál y cómo será nuestro actuar el nuevo año.

No importa dónde se encuentre o a dónde vaya, estaremos rodeados de otras personas. ¿Hemos pensado cuáles son sus pensamientos, sus necesidades, de quién sea, sin distinción ninguna? Tal vez se necesita estar atentos a escuchar a alguien que lo necesita para pensar con mayor claridad.

El punto más importante es pensar en cómo podemos ser parte de actividades positivas para que la sociedad, o una o varias personas, puedan tener la visión de un mayor progreso para toda la población y no sólo para unos cuantos. Aquí, entre las tres áreas para mí más importantes, están la salud de la población, la educación a todo nivel y las oportunidades, con equidad, de un trabajo para todos. Si la población tuviera esas tres cosas, opino, seguirán la justicia y la seguridad porque la población tendrá las capacidades para exigir y realmente demandar.

La época es propicia para cimentar la base de nuestro actuar ahora y el próximo año.

Que durante la Noche Buena recibamos al Niño Dios con un corazón sincero, con el propósito de seguir su mandamiento “Amarás al Señor tu Dios por sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.

¡Feliz Navidad!

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