Francisco Cáceres Barrios
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Los accidentes no son casuales, son causados, incluyendo los de tránsito. Si bien es cierto que usted puede ir conduciendo su vehículo automotor guardando todas las medidas preventivas, también es verdad que puede ser víctima de alguien que va corriendo a velocidades inconvenientes; bajo efectos de bebidas embriagantes o sustancias cuyos efectos nocivos le afectan su funcionamiento orgánico, como también que debido a su mal carácter o temperamento le haga omitir elementales principios y buenas costumbres incluso, a perder su propio sentido de responsabilidad.

Mucho depende de usted no sufrir un accidente de tránsito durante estas fechas llamadas festivas, no solo por faltar a las normas antes expresadas, sino por desobedecer disposiciones legales para evitarlos. No debe olvidar que las causas pueden ser actos o condiciones peligrosas, que muy bien pueden ser porque a un conductor medio dormido se le haya olvidado encender las luces del vehículo en plena oscuridad, que por su descuido o falta de previsión no funcionen correctamente o bien porque las autoridades que no velan por el buen estado de las señales, lo haga tomar la ruta equivocada.

Más de una vez hemos sido testigos de accidentes de este tipo y otros inconvenientes, sin embargo debemos ser responsables para que cuando tomamos un timón en nuestras manos pongamos el cien por ciento de nuestra atención, no utilizar teléfonos “inteligentes”, ni cometer la inmensa cantidad de distractores que existen, para cometer con mayor certeza y regularidad los mentados accidentes de tránsito. Por eso digo, de usted depende si quiere pasar estas fiestas sin sufrir accidentes de tránsito pero, si lo prefiere, pues haga, cometa o actúe de la manera que a usted más se le antoje, que sin necesidad de consultar su horóscopo o ser adivino, lo más probable es que vaya a parar a un centro hospitalario o metido en la cárcel por haber cometido serio delito y hasta el mismo camposanto.

Pero debe tener presente que no solo usted pagará las consecuencias de errores, omisiones o irresponsabilidades. No olvide que a quienes va a meter en tremendo lío y van a ser sujetos de las peores consecuencias serán sus seres queridos. Podrán ser sus hijos, esposa, padres y toda la familia. También a sus víctimas, con su respectiva parentela, quienes padecerán sin ninguna razón o justificación los actos o condiciones que usted ha propiciado. Es hora de pensarlo entonces, hoy mismo usted puede ser una persona de buen corazón y de buenos principios, poniéndose a platicar con sus hijos, familiares, colaboradores o amigos, para convencerlos que ya tienen suficientes problemas en la vida, como para ponerse a buscar todavía más graves y seguramente, de peores consecuencias.

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