Jorge Santos

Estos últimos años, la sociedad guatemalteca ha vivido muy probablemente los acontecimientos más vibrantes en la historia reciente. Estos importantes acontecimientos están vinculados a una serie de investigaciones criminales y capturas contra estructuras del crimen organizado, enquistadas en la institucionalidad pública. Estas capturas han implicado a funcionarios de los tres poderes y con ello el inicio de una de las más profundas crisis del Estado guatemalteco.

Sin embargo, luego de un proceso electoral que trajo consigo uno de los mayores fiascos en la era democrática del país, esta crisis se ha profundizado y sin lugar a dudas a partir de enero 2016 el tiempo pareciera ser más y más largo en una sensación colectiva de que nada ocurre y al mismo tiempo todo se mueve sin que se logre modificar las viejas estructuras de poder que han dado vida a la corrupción, impunidad y violencia. Este año en particular, los acontecimientos en la vida nacional han sido en extremo graves, que hacen sentir muy lejos los hechos ocurridos en febrero o en marzo.

Recordamos con profunda indignación y rabia que el 8 de marzo 41 niñas van a sufrir uno de los hechos más abominables, al ser incendiado un salón donde habían sido injustamente apresadas en el Hogar de “Protección” Virgen de la Asunción, sin que ningún funcionario, ya sea de la Secretaría de Bienestar Social o de la Policía Nacional Civil –PNC– hiciera algo para liberarles y salvarles la vida. Como si eso no fuera suficiente, a menos de un mes de ese horroroso 8 de marzo, otra niña pagaba con su vida la defensa del derecho humano a la educación, al ser embestida por un fanático ciego de ira y odio. Así como estos dos hechos, muchas y muchos ciudadanos guatemaltecos, han perdido la vida manifestando y reclamando sus derechos. A la fecha ya son 53 defensoras y defensores de derechos humanos asesinados.

Sin embargo, desde agosto la sensación de retroceso y crisis absoluta se han apoderado del escenario nacional. El Presidente de la República, en un acto de protección impune decide declarar non grato al Comisionado de la CICIG y de ahí a la fecha han acontecido una serie de hechos que dan muestra de la pretensión de llevar al país al reino total de la impunidad, corrupción tal cual solo las dictaduras logran. Estos hechos incluyen la aprobación por parte del Congreso de la República de dos decretos pro impunidad y favor de estructuras del crimen organizado y están pendientes otras iniciativas que profundizaran la dictadura en el país. La CSJ con una ignorancia extrema y confundiendo actos públicos con los de fe censura a la Procuraduría de los Derechos Humanos por la publicación de un Manual de Educación Integral de Derechos Sexuales y Reproductivos.

Estos y otros hechos que dan muestra de la profunda crisis en la que el Estado y sociedad estamos, sólo tiene como salida la organización social y popular, la articulación entre los grupos democráticos y progresistas en el país y la construcción de una agenda de transformación política, económica y social.

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