Mario Alberto Carrera
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3 de diciembre
En conocido matutino y en su espacio tradicional de los domingos, Mario Vargas Llosa que, como el personaje de la noveleta de Asturias es: “El Hombre que lo Tenía (y lo sabía) Todo, Todo, Todo”, tiene también conocimientos colosales que abarcan, asimismo, todo. Porque Vargas Llosa se mete también en todo, todo, todo y –con una fecundidad memoriosa insondable- nos comenta en su artículo del 3 de diciembre el libro (parece que best seller del día) de un señor que presenta una nueva versión del magnicidio ejecutado en la persona de Carlos Alberto Castillo Armas (CACA).
Y en tal librito sale a bailar (ya la teníamos casi olvidada) Gloria Bolaños, rival de Odilia Palomo Paiz de Castillo Armas, a la que el Premio Nobel peruano parece conocer no sólo por el librito de marras, sino personalmente, en Miami. Vargas Nos la presenta (a Bolaños) casi como una heroína y un personaje internacional homólogo a la Mata Hari. ¡Sea por Dios!

No hay tales carneros. Doña Gloria nunca fue figura relevante ni mayormente discutida en este país. Tuvo un ligero alegrón de burro a la muerte de CACA, porque era “la otra” con la que tenía casa chica. Sin hijos, porque el pobre Cara de Hacha, aparentemente como el Ubico, fueron señores con un solo huevo, lo que no es impedimento, pero sí complicación para el engendro.

A Bolaños la vi de lejos cuando yo tenía unos 10 o 12 años (niño muy precoz y curioso) al presenciar el cortejo fúnebre del Pajarón presidencial. No por el miembro sino por la nariz. A ello dediqué un capítulo en mi novela primeriza “Hogar, Dulce Hogar”, Quetzal de Oro de 1982.

Gloria Bolaños, efectivamente como informa Varga Llosa, basado en el best seller que comenta, tuvo un programa de radio y quiso ser periodista. En tal rol se confrontó como mi compañera de vida Da. Luz Méndez de la Vega y nos visitó en nuestra casa de la 11 Ave. 16-67 de la zona 10, con la intención de rociarle ácido en el rostro a mi señora, acción criminal que yo impedí (mocetón entonces más musculoso que hoy) pese a que la rival de doña Odilia llegó con armada seguridad.

De estas cosas ¡y más podría!, yo contarle a don Mario Vargas, que lo tiene (Premio Nobel) y lo sabe todo, todo, todo. Y no sólo a él, sino a muchos guatemaltecos que lo desconocen todo, todo, todo. Pero como no tengo con qué pagarle a una secretaria, a la que dictarle mis memorias, me lo llevaré todo, todo, todo a la tumba que ya me toca con sus frescos racimos y sus fúnebres ramos, de Rubén.

7 de diciembre
El insensato de Donald Trump le soba las narices a Palestina.
Su promesa psicótica (por delirio de persecución y de grandeza) de levantar un muro mejor y más efectivo (ya sabemos en donde) y ahora con esto de declarar (y lo ha declarado) a Jerusalem –entera- como capital de Israel, pone al mundo ¡sí, realmente al mundo entero!, en peligro absoluto, igual que, hace poco, con el conflicto que montó en Corea del Norte.

Los que hemos estado en Jerusalem –no como turistas sino como invitados del gobierno israelí- sabemos bien cómo se divide la ciudad sagrada y santa: Jerusalem Este es la capital (de hecho) de Palestina. Y como si eso fuera poco, La mezquita de Omar o Cúpula de la Roca, se afinca –codo con codo- con el Muro de los Lamentos-judío.

No me queda más espacio, pero te digo, Donald, que este es el business más idiotista en el que te has metido. No lo consumas ¡por la paz del mundo!

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