Roberto Arias
Es la segunda oportunidad que escribo sobre la distinción global “Ospitalitá Italiana” en esta columna y, es debido a la influencia en todo el mundo que ha tenido Italia, dentro de otras cosas, en los menesteres culinarios. Tan es así que según el diario londinense The Guardian, la UNESCO ya confirmó la candidatura del proceso de elaboración de la pizza napolitana, que requiere una receta de harina de trigo y una técnica de amasado específicas. La propuesta también ha sido apoyada por una petición de más de 850 mil firmas de la ciudad natal del plato, Nápoles, así como de países de todo el mundo.
Las raíces de la cocina italiana se encuentran en la cocina griega, romana y árabe y se le conoce como la madre de todas las cocinas europeas latinas, por la influencia que ha tenido en ellos, sobre todo en la francesa.
Los romanos de la antigüedad desconocían el arte de la buena mesa, pues por mucho tiempo se dedicaron a combatir para asegurar su independencia, por lo que se alimentaban de legumbres, frutas y trigo cocido en forma de papillas. Las carnes que más se consumían eran la de vaca, buey, cerdo, ciervo, burro salvaje y cabrito acompañadas por lo general de algún vino aromatizado con hojas de rosas, de violetas o limón.
La caída del Imperio Romano hizo desaparecer los lujos y abundancia de la clase alta y la tónica de las comidas italianas hasta la llegada al trono de Carlos Magno, que impuso de nuevo los placeres culinarios. Con las conquistas romanas que se extendieron hacia África, Sicilia y Grecia fue que conocieron algunas preparaciones culinarias, las cuales gustaron y fueron bien recibidas. De esta forma llegaron los cocineros griegos, los que enseñaron las delicias de los festines, se llevó el lujo a la mesa, comenzó el comercio con otros países de las mercancías y productos desconocidos por ellos hasta el momento. Ejemplo de ello son las trufas, conejos, faisanes, pavos reales, especias, pescados y frutas.
Actualmente una comida típica consta de tres platos, pero cuando se come en un restaurante, es normal empezar con un aperitivo, al que siguen un plato de pasta, otro principal de carne o pescado, una ensalada y un postre o algún queso.
Borgo Rotondo obtuvo la distinción, precisamente por apegarse totalmente a la técnica exacta de la excelente Cucina Italiana, como lo hacía “La Nona” –La abuela–.
Italia, como República, es muy celosa de las técnicas específicas de su cocina y no consiente copias mal elaboradas que se realizan en algunos países del mundo. Borgo Rotondo, en Guatemala, exhibe la excelencia de la cocina italiana en nuestro país, de allí que el Gobierno italiano, por medio de su Embajador, Doctor Edoardo Pucci, recomienda con especialidad al Restaurante Borgo Rotondo que se encuentra en la 2ª Av. 13-25 zona 10, a la vuelta del Camino Real, Tel. 6664-3679. Véase usted cenando, con un buen vino, en Borgo Rotondo y… Buen provecho.
A petición de algunos lectores repito que para pedidos especiales y organización de eventos, Tels. 3015-0980 y 5709-1451.