Edgar Villanueva
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A pesar de ver venir las nubes negras muchos no se prepararan para pasar o evitar la tormenta, y algunos ni siquiera buscan refugio de la misma. Ven la coyuntura y creen que no serán afectados por la presión que ha generado la lucha contra la corrupción y la impunidad y otros elementos que subyacen en el escenario nacional. Ven que el precipicio está cerca y no escarmientan.

No escarmientan los diputados, ni porque hace poco tiempo fueron encerrados por la ciudadanía en la sede del Congreso por negociar y aprobar leyes que pretendían garantizarles impunidad. En los últimos días vuelven a sus viejas costumbres negociando con el Presupuesto la elección de Junta Directiva y otras componendas para su beneficio, en lugar de discutir los méritos (o deméritos) del Presupuesto presentado por el Ministerio de Finanzas Públicas de manera objetiva y en beneficio del país.

Tampoco escarmienta el Presidente, invitando a un grupo de diputados un domingo, “con nocturnidad y despoblado” diría un amigo, sin hacer de conocimiento público la agenda, sabiendo que esas reuniones lo único que generan es sospecha. Cabe resaltar, que no tiene nada de malo que un Presidente convoque a diputados para hablar de la aprobación de su presupuesto. Pero hacerlo de la manera que se hizo, solamente genera dudas y le da a la prensa la oportunidad de cuestionar sus intenciones.

Y lamentablemente, no han aprendido de los errores ajenos las Cortes, a las cuales vemos apresurando unos casos, pero malintencionadamente retrasando otros, dando al traste con el debido proceso y la transparencia, elementos fundamentales de la construcción de un estado de derecho. Parece que no se dieran cuenta son ellas, en gran medida, las llamadas a transmitir seguridad, paz y confianza a la población.

Pero todavía no es tarde para aprender. El Congreso todavía puede legislar a favor de la población pues quedan temas importantes que aprobar en el corto plazo, como la Reforma a la LEPP o la reglamentación del Convenio 169 de la OIT sobre Consultas. También puede hacerlo el Ejecutivo, aprovechando el 2018 para ser más eficiente y transparente con el gasto con el afán de tener más elementos positivos que ayuden a generar un apoyo generalizado al próximo Presupuesto que presenten. Y sobre todo, pueden escarmentar las Cortes y constituirse en el garante del respeto a la Ley y no generar la percepción que están custodiando intereses corruptos políticos, ideológicos o sectoriales.

Las tormentas se pintan en el horizonte y los más inteligentes buscan enmendar sus errores del pasado y encaminar sus pasos para evitarlas. Los que no lo hagan, no podrán quejarse después pues el viento comienza a soplar, se escuchan los truenos y se ven los relámpagos. Y mientras miramos la tormenta venir, recuerdo un dicho repetido constantemente por mi padre: el hombre sabio es el que APRENDE DE LOS ERRORES DE LOS DEMÁS, el inteligente el que aprende de sus propios errores, y el tonto es el que no aprende de los errores de nadie.

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