Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Le doy toda la razón a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral cuando afirma que la responsabilidad para que finalmente sus propuestas presentadas al Congreso de la República sean tomadas en cuenta, no solo es de ambas entidades sino de toda la ciudadanía, que incluye por lógica a las agrupaciones cívicas, políticas o sociales que siguen teniendo el sobrado derecho de gestionar ante el Legislativo que sean tomadas en cuenta. En un comentario anterior, dije más o menos lo mismo, tal vez un tanto más drásticamente cuando expresé mi rechazo total a que solo conociéramos las propuestas de diputados que de honestidad, valores cívicos y patrióticos no conocen ni por asomo.

El rechazo a las imposiciones politiqueras de estos diputados debiera estar ya unificado, empezando por el mismo Congreso, puesto que no existe un solo guatemalteco con dos dedos de frente que pueda aceptar las claras y hasta descaradas pretensiones de seguir cada quien queriendo perpetuarse en su curul, mucho menos permitir que sean otros de su misma clase o estirpe que quieran seguir haciendo lo mismo que desde el año 1985 han sido invariables. Pero seguir esperando que el maná caiga del cielo, no solo resulta un total contrasentido, sino que es igual a pedirle peras al olmo. Ya es hora de tomar conciencia de que de seguir con actitudes contemplativas, pasivas o indiferentes, el día de mañana, cuando hayamos tocado fondo, si no es que ya lo hicimos, va a ser muy tarde para llorar como mujeres lo que no supimos defender como hombres.

Hablando de fechas ¿qué paso con el espíritu cívico correcta y adecuadamente manifestado apenas en el año 2015? ¿Alguien duda que sus ruidosas e insistentes expresiones no fueran útiles para que aquellos que les conté estuvieran detrás de las rejas? De seguir con el tradicional chapinismo de ser contemplativos, de sentarnos cómodos en la banqueta para ver pasar el desfile o de expresar que otros hagan lo que a toda la ciudadanía consciente le corresponde hacer, mañana no tendremos ni siquiera el derecho a protestar porque los diputados, alcaldes y autoridades superiores sigan haciendo lo que de sobra sabemos todos.

Por ello es que insisto en decir que si esta vez no logramos que todas las propuestas para modificar la obsoleta ley electoral actual salieran de la misma población, al menos debiéramos estar dando ya un rotundo espaldarazo para que las del TSE sean tomadas en cuenta para su análisis, discusión y de ser posible, aprobarse si en verdad llenan las aspiraciones populares para no seguir padeciendo más las frustraciones y el desencanto generalizado en que vivimos desde hace ya bastantes años.

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