Edith González

Y llegó el mes de noviembre, esperado por muchos guatemaltecos; como que llegan las vacaciones de fin de año para los escolares, quienes, según el ministro Oscar Hugo López Rivas, cumplieron este año con los 180 días hábiles de clases, e incluso en algunas escuelas llegaron a los 184, cuatro más de lo estipulado por el Ministerio de Educación y que los cumplidos en muchos años anteriores.

Una buena noticia de la semana también es que se está buscando que todas las escuelas cumplan con tener su consejo de padres de familia, para que siguiendo la ley puedan tener opción a recibir beneficios como la refacción escolar que aumentó a tres quetzales, lo que permitirá una mejor alimentación para los escolares.

Otros lo esperan porque es la puerta para las celebraciones de fin de año: los convivios, posadas, regalos, encuentros familiares, reuniones de amigos y rezados. Y a propósito, me parece que monseñor Oscar Julio Vian Morales debe mantenerse en la línea formadora y educadora de la fe y la caridad, no en cuestiones políticas, pues aprendiendo del pasado ya vimos como la inclusión de los religiosos en la vida política del país solo logró desquebrajar la Iglesia Católica, la que ha ido mermando día con día precisamente porque sus dirigentes olvidaron su función primaria y se dejaron envolver por la política buscando sus cinco minutos de fama y “dejando salir el cobre”.

Pero uno de los motivos más directos quizás esté relacionado con la llegada de la celebración del Día de los Santos y Día de los Muertos. Fechas en que nuestros difuntos son recordados, sus tumbas limpiadas, decoradas y enfloradas.

Pudimos junto a mi familia observar un enorme campo cubierto de flores en el Cementerio Las Flores y un hermoso colorido en el Cementerio Los Cipreses, hasta donde llegamos recordando a mis padres, hermanos y a doña Mélida. Momentos muy emotivos observar a las familias reunidas alrededor de los seres queridos ya fallecidos, orando, cantando, recordando anécdotas y hasta degustando el tradicional plato de fiambre, único de la temporada, rojo o blanco, junto al ayote en dulce, los jocotes en miel y las deliciosas torrejas.

Supe de varias familias que aprovecharon el fin de semana para enflorar a sus difuntos y este uno de noviembre viajaron al interior del país para ver los barriletes gigantes, otras los apreciaron en el Parque La Democracia en un ya tradicional vuelo organizado desde mediados de los años 90 por el Ministerio de Cultura y Deportes.

En un país lleno de tradiciones el día se hizo corto, para los que se hicieron presentes en Huehuetenango para ver la carrera de caballos o en Villa Nueva para presenciar el Desfile de Fieros.

Por ahora a dejarse embullir por el espíritu navideño que ya está abriéndose paso en una cuenta regresiva, mientras esperamos otra ocurrencia del Ministerio Público para dejarnos sin presidente o de la CSJ que mientras se alimentan bien nos hacer dar un paso atrás en la educación del país, sin perder de vista a Jordán Rodas quien definitivamente está decidido a viajar y hacerse notar con o sin derecho.

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