Danilo Santos

Me pregunto qué pensarán muchos juristas de haber estado en los zapatos del Juez Gálvez, qué hubieran hecho ante el monstruo contra el que se enfrentó, quien ha mandado a juicio a dos intocables. Me pregunto qué piensan los demás, los que, sin ser abogados, todos los días deciden sobre la ciudadanía. Quizá la actitud, entereza, profesionalismo y valentía manifestada por el juzgador debe ser traducida a cultura popular.

Los guatemaltecos enfrentamos los mismos modos y maneras que se han manifestado a lo largo del proceso que hoy lleva a juicio al expresidente y exvicepresidenta, pero nuestra respuesta no es tan paciente, firme, sesuda y contundente.

Cuántos abusos terminarían en el país si asumiéramos la actitud del juzgador, escuchar a los que quieren abusar y luego con argumentos simplemente decirles NO. No, usted no me va a bajar de la camioneta en doble fila. No, usted no puede ir en doble o triple fila porque nos pone a todos en riesgo. No, usted no puede “textear” y hablar por teléfono celular mientras conduce un transporte con decenas de personas.

No, usted no puede hablar de mis desgracias para ganar elecciones, ganarlas y luego olvidarse de mí. No, usted no puede administrar recursos del Estado en un Listado Geográfico de Obras siendo diputado, porque eso lo convierte en el capo de la región y no en el legislador que debía ser. No, usted no puede decir que se equivocó cándidamente votando por una ley totalmente autocomplaciente, luego pedir disculpas y, por si fuera poco, seguir legislando.

No, usted no puede considerar a los guatemaltecos como sus vasallos, al país como el territorio de su reino, a las leyes como el instrumento de su voluntad. No, usted no siempre tiene la razón, nadie tiene siempre. No, usted no es superior a la ley. No, la ciudad no es la burbuja donde usted vive y que sea la cloaca en la que se ha vuelto es en mucho su responsabilidad.

No, mi cuerpo no te pertenece, tampoco mis decisiones y menos mi vida. No, no soy la amante de alguien con pisto, lo que tengo me lo gané trabajando como cualquiera. No, no soy puta, me acuesto con quien quiera, igual que vos. No, la “ideología de género” no es del diablo ni una enfermedad. No, tengo derecho a decidir cuantos hijos quiero tener y cuando, o no tenerlos, y eso no me hace menos mujer. No, no hay igualdad en la participación y prepárate para que exista porque debemos tener los mismos derechos.

No, los adultos no siempre tienen la razón, también se equivocan. No, la derecha no es la única responsable de que el país esté hundido en el atraso y la miseria, también lo es la ultraderecha, los del centro, la propia izquierda y todos los mojigatos que no llaman las cosas por su nombre. No, la corrupción no tiene ideología, igual daño hace un “revolucionario” mañoso que uno que va “cara al sol” hueveándoselo todo.

No, no es normal ser corrupto. No, se persigue el delito y a quien lo comete. No, Guatemala no es un pueblo difícil de gobernar, a Guatemala la han hecho ingobernable para poder delinquir a gusto. No, hacer lo correcto haría que gobernar fuese más fácil. No, la CICIG no es el enemigo, es la corrupción.

En fin, el Juez Gálvez nos puso ejemplo de rectitud y valentía, dijo NO a las mafias como organizaciones, a los capos y sus subalternos.

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