Marco Tulio Trejo Paiz

A estas alturas de la civilización del siglo XXI, gracias a las presiones ejercidas por las entidades que luchan por el pleno respeto de los Derechos Humanos en los centros carcelarios a escala internacional, al menos en teoría han sido abolidas las torturas contra los reos en general.

Pero… y he aquí el primer pero, en Suiza, que se le ha conocido como un ejemplo de democracia con todas sus libertades, ha demostrado, con el caso de Erwin Sperisen, que no es el santo como lo pintan, pues lo condenaron a vivir de por vida encadenado movilizándose arrastrando pesados cepos día y noche hasta para dormir. ¿No es eso tortura?

Otrora, en la Rusia estaliniana, estuvo en su apogeo la tortura en la espeluznante tétrica y pavorosa Lubianka, un antro terrible que se torturaba de diferentes maneras, incluso hasta provocar la muerte de los desgraciados opositores al dictatorial-tiránico régimen comunista que fusiló a varios millones de zaristas y otros caídos en las garras del oso ruso.

Suma y sigue: En la Cuba de los castristas también estuvo bastante generalizada la tortura de un gran sector del pueblo opuesto al estado comunista que estableció el ahora ya difunto Fidel Castro.

Aquí, en la Guatemala de la Asunción y de la ascensión al guayabal de los “onorables” politiqueros -casi sin excepciones-, los vejámenes físicos y mentales estuvieron de moda durante las viejas y nuevas dictaduras caracterizadas por la fuerza bruta. Incluso hay versiones de que en secundo cuerpo de la PNC hay detenidos que son sometidos a torturas físicas.

De manera que no termina la fiesta brava y diabólica; mas, quienes se sientan por fas o por nefas en el ambicionado sillón del segundo nivel del palacio de la cultura, a lo mejor ignoran lo que puede estar ocurriendo en el segundo hospedaje de la polaca uniformada…

¡Habría que decirles que no se duerman en sus laureles… ¡Que se mantengan ojo al Cristo, que es de plata y que pongan de patitas en la calle a los responsables o que los manden a pavonearse a Pavón…. Juan Pueblo lo exige.

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