Javier Monterroso

Tengo un amigo empresario que reclama por la forma en que la sociedad civil se refiere al sector privado, le molesta particularmente cuando se mete a todos los empresarios en la misma canasta sin reconocer las diferencias entre el sector, y es que cuando nos referimos al “sector privado” o al CACIF, pasamos arrastrando a una gran variedad de emprendedores pequeños y medianos.

Puedo decir que incluso hay diferencias importantes entre los grandes empresarios, por raro que esto suene, pero me he topado con millonarios que quisieran un cambio de paradigma en Guatemala, representantes o herederos de importantes empresas que están conscientes que hay que pagar más impuestos, que la corrupción no debe ser tolerada, que se debe distribuir de mejor manera la riqueza y que es necesario construir un Estado fuerte que garantice seguridad, salud y educación.

Lamentablemente también existen empresarios depredadores, a quienes no les importa la situación del país ni de la mayoría de sus habitantes, lo único que les interesa es generar más riquezas, sin importar si obtienen sus ganancias por medio de la corrupción, drenando al Estado o dañando irremediablemente el medio ambiente, para estos cualquier intento de justicia social es sinónimo de comunismo y están dispuestos a hacer cualquier cosa para no perder sus privilegios. Para efectos de esta columna llamaremos a estos los “empresaurios”.

A los “empresaurios” no les importa que Jimmy sea el Presidente más incapaz en la historia del país, que los niveles de ejecución del gasto público sean los más bajos de la historia, o que no se tenga un plan de gobierno ni la más mínima capacidad para poner en marcha uno, ellos apoyan a Jimmy Morales por miedo al cambio y porque quieren seguir haciendo negocios con el Estado.

Algunos de estos “empresaurios” son los que acudieron a una reunión convocada por el Nuncio Apostólico y apoyaron la decisión de Jimmy Morales de declarar non grato a Iván Velásquez, otros están haciendo una fuerte campaña en el Congreso (que incluye sobornos) para que declaren con lugar el antejuicio contra los magistrados de la Corte de Constitucionalidad que evitaron que Iván Velásquez saliera del país, otros son más sutiles y doble cara: por un lado se sientan en las mesas con sociedad civil para apoyar las reformas legales, la depuración y la lucha contra la impunidad, pero con otra cara invitan a Jimmy a sus eventos y públicamente dicen que lo apoyan.

Los empresarios decentes y honestos deberían tomar distancia de los “empresaurios” podrían empezar por ejemplo por fundar cámaras empresariales alternativas o hacer encuentros de empresarios no mafiosos, de lo contrario los seguirán juzgando a todos con la misma vara.

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