Las anteriores autoridades del Ministerio de Salud Pública implementaron el Modelo Incluyente en Salud como una nueva política orientada a modificar los viejos patrones que han regido la participación del Estado, derivada del mandato constitucional, en el campo de la Salud Pública y expertos consideraron que era un paso importante para cambiar por completo ese enfoque actual que se orienta a lo que produce negocio, es decir, compra de insumos y medicamentos sin atender las verdaderas necesidades de la población.
Más que médicos, son expertos en salubridad quienes entienden de políticas de salud, pero en Guatemala el Ministerio ha sido siempre asignado a médicos que no tiene ni formación ni concepto de lo que es la salubridad y de cómo extender programas incluyentes que beneficien a la gente más necesitada. Hemos tenido ministros que han sido muy buenos médicos en la práctica privada y que en sus especialidades a lo mejor destacan, aunque no sea eso la norma, sino más bien la excepción, pero una cosa es el trato con el paciente individual y otra muy distinta entender los retos de una sociedad con los problemas que tiene la nuestra, en donde tenemos que partir de la ausencia de políticas sanitarias con el impacto que ello tiene en problemas recurrentes de salud.
Una visión incluyente en el campo de la salud es vista, por los que no entienden de eso, como un gasto muy elevado, pero en realidad con ello se pretende hacer una inversión que termine por reducir los costos enormes que representa un sistema basado en la existencia de una deficiente red hospitalaria que, sin embargo, siempre ha sido muy útil para que algunos hagan dinero en forma increíble.
Tal vez una de las deficiencias de la anterior administración de salud, fue no haber destapado con absoluta claridad, con nombres, pelos y señales, a los corruptos que se han enriquecido gracias a la existencia de ese modelo viejo ya conocido. Y por supuesto que una vez esas personas se colocan en posiciones donde tienen la capacidad de decidir, terminan privilegiando no sólo lo que conocen sino también lo que les ha permitido a ellos y sus parientes hacer negocios.
Es momento de un debate serio sobre las políticas de salud en Guatemala, y el Modelo Incluyente propuesto puede tener aristas para mejorarlo y perfeccionarlo, pero simplemente lo dejaron en el cajón de los recuerdos y atacarlo como una estrategia demasiado cara y onerosa, comparada con lo caro y oneroso que resulta el trinquete, es algo en verdad propio del Gobierno mediocre que tenemos.