Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Sobre la célebre Revolución de Octubre de 1944 se ha escrito mucho y seguirá haciéndose porque fue un movimiento cívico militar que logró plasmar muchas ambiciones populares, especialmente la abolición de la tiranía como una forma de gobernar al país. Ocurrió cuando yo era patojo para poder darme plena cuenta de la gesta y de la consolidación de la misma, sin embargo bien sabemos todos que el movimiento popular fue apoyado por el sector profesional, universitario y de tantos más de nuestra sociedad habiéndose consolidado por el masivo rechazo a un Gobierno tiránico de 14 años. De ahí que me atreva a preguntar ¿hay alguna diferencia de fondo entre lo que se vivió en esa época y lo que nos ha tocado vivir en la actualidad?

Digo lo anterior porque a todos consta que la tiranía politiquera tiene más de esos 14 años de existir en nuestro país, con las consecuencias que todos conocemos, en especial que la población fue paulatinamente perdiendo el poder de elección, de selección y de decisión para lograr el bien común, pasando ese beneficio a ser exclusivamente dedicado a los poderosos sectores politiqueros que, de uno u otro bando, fueron copando paso a paso el control de los tres poderes del Estado. Hoy, esa tiranía es la que decide qué, cómo, cuándo y por qué se hacen las cosas y hasta la mismísima ambición de erradicar la corrupción e impunidad la están queriendo abolir de nuestra mente.

En aquellos tiempos fue la juventud quien tomó la iniciativa para salirse del esquema, impulsando un movimiento cívico militar que trajo como consecuencia el derrocamiento de un régimen que había eliminado la libertad, entre miles de cosas más y por ello es que también pregunto: ¿acaso hay mucha diferencia cuando los guatemaltecos aunque podamos ejercer el derecho de expresar nuestros pensamientos, estos chocan de lleno contra una muralla que impide que aunque sean millones de habitantes los que ambicionemos impulsar el desarrollo y el progreso, no se puede lograr ante los intereses de unos pocos que, a través de tantos años, ha logrado que priven los personales y los político partidistas?

En síntesis, no creo que la tiranía haya cambiado mucho o ¿tenemos realmente la capacidad de elegir y ser electos con toda libertad? Si fuera así, ¿podremos decir con certeza quién o quiénes nos representan en el Congreso en los Concejos Municipales y en tantas entidades más, en especial en el Organismo Ejecutivo para que al menos el Presidente y el Vicepresidente pudieran escuchar nuestras opiniones o sugerencias, no digamos que exista un procedimiento democrático para evaluar su gestión y así evitar que se detenga el progreso del país?

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