Danilo Santos
desantos.salazar@gmail.com

No puede uno dejar pasar las misóginas palabras del señor Beltranena, indignan, expresan enteramente el pensamiento de los hombres que dirigen y han dirigido el Estado, legislando y adoctrinando para que la mujer tenga una posición subalterna y sumisa, negándosele las posibilidades de realizarse como ser humano, limitando sus derechos y asignándole roles reproductivos y cosificándolas al extremo. Es violencia de género. Detrás de ese patriarcal, ultraconservador y apolillado discurso, está el miedo que el diputado y la mayoría de los hombres tiene a las mujeres.

Si en lugar de ataques estúpidos, los hombres hacemos un poco de silencio (especialmente los Beltranenas) y vamos a la realidad nacional y sus problemas estructurales, podremos corroborar lo anterior. Quienes son más pobres, con menos formación, con mayores problemas de salud (especialmente sexual y reproductiva), son las mujeres. La participación política se les ha vedado al negárseles un trato igualitario de hecho y derecho. Es casi imposible ser candidata en este país mientras se sobrevive al yugo físico y mental que la sociedad, las leyes y los políticos imponen a las mujeres.

Son muy pocas las que logran acceder a un puesto de elección popular y son menos las elegidas.

Las mujeres deben llegar al poder para transformar la vergonzosa situación en las que las mantiene el sistema, para que su realidad cambie hay que transformar culturalmente a la sociedad guatemalteca, desde los aparatos ideológicos del Estado. Los hombres de este país llevamos el machismo metido hasta el tuétano, se nos nota los múltiples micromachismos cotidianos y, por supuesto en el machismo puro y duro, descarado y justificado en las leyes divinas y terrenales. Para que eso cambie hay que legislar. Hay que desmontar la supremacía de las ideas conservadoras, avanzar hacia lo civilizado. La paridad se queda pequeña respecto a lo que hay que hacer, lograr, cambiar.

Llegamos aquí presurosas…/Hemos venido, /convocadas por un sueño. /Las mujeres/ recorremos las plazas del mundo/ desplegando palabras. /Hemos llegado de todas partes /unas tristes, /otras alegres, /algunas rotas. /Trazando arcoíris /con nuestros colores de piel, /constelaciones /con nuestras miradas. /Nos encontramos /proclamando la soberanía de nuestros cuerpos, /defendiendo la libertad de nuestros pasos. /Haciendo resonar nuestra voz. /de continente a continente. /Transgrediendo mandatos, /construyendo metáforas amables /con la fuerza de nuestros deseos. /Enlazándonos, /más allá de nuestra edad /y nuestras nacionalidades. /Acarreando esperanzas /en la desesperanza. /Tejiendo redes, /laboriosas arañas. /Construyendo ciudadanía /centímetro a centímetro. /Transformando la realidad /con nuestros caminares, /incursionando el viento /vestidas de cometas, /despeinadas de flores, /deliberadas, /presentes, /en esta marcha por la vida. /“Presentes” de Guisela López.

Precisamente en este Octubre de 2017, hay que recordar el papel que jugaron las mujeres en la Revolución del 1944. El país las necesita compañeras, más que nunca. Quizá ustedes son la salida a tanta desventura nacional, quizá a las que esa gárgola llama “accidente”, serán las que cambien la historia. Avancen. Unámonos. Revolucionemos éste páramo. Encontremos otro modo de ser humanos y libres.

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