Edith González

Mi bandera es un bello estandarte mar y cielo entre mallas de tul…
Himno del Ejército de Guatemala

El 17 de agosto de 1984 Día Nacional de la Bandera, cuando por primera vez el Banco Industrial elevó el pabellón nacional en su Plaza, su junta directiva tomó la firme decisión de fortalecer los valores cívicos de los guatemaltecos y reconocer el aporte constructivo de personas e instituciones que engrandecen con su esfuerzo diario a Guatemala.

El Programa Cívico Permanente, cumplió recientemente 33 años y durante este trayecto ha homenajeado cerca de 3 mil guatemaltecos brindándoles el honor de izar el Pabellón nacional en el mástil de la Plaza Cívica “Ramiro Castillo Love” del Centro Financiero en la zona 4, donde se encuentran las oficinas centrales del Banco Industrial.

Manteniendo la filosofía de honrar en vida a los guatemaltecos que por su ejemplar trayectoria profesional en beneficio de la comunidad se hacen merecedores de este conmovedor reconocimiento a propuesta del gremio u organización a la que pertenecen, los que asisten y participan de este acto junto con la familia y amigos del homenajeado.

El pasado jueves 5 del presente, a propuesta de mis compañeros de la Red de Cronistas de Guatemala yo tuve el honor de ser recibida en la Plaza Cívica, por el gerente y personeros de la institución. Yo tuve el honor de caminar bajo la lluvia repentina de esa mañana, llevando en mis brazos la bandera de mi patria, hasta el asta colocada en el centro de la Plaza y con el sonido de la Granadera al fondo interpretada por los alumnos de la Escuela Militar de Música, dirigida por el coronel Hugo Fernando Rodríguez Cifuentes, izar el pabellón de mi país. Creo que la lluvia logró confundirse con  las lágrimas que no pude reprimir. Luego cantar al unísono el himno nacional acompañada de integrantes de la Asociación Nacional de  Bomberos Municipales Departamentales, presidida por los Comandantes Otto Mazariegos y Carlos Burgos; mi esposo Ricardo, mis hijos Andrés Alejandro y Diego Daniel, primos, amigos y compañeros, no fue más sencillo. El sonido de la música de la banda llenaba el espacio y podía sentir cómo la piel se me erizaba. Pero  cuando la voz se me quebró y no pude ocultar las lágrimas vestidas de emoción, fue cuando quise agradecer el reconocimiento que mis compañeros de la Red me hicieron, la confianza de los grupos que nos han acompañado al interior del país y al extranjero a mostrar lo hermoso de nuestra cultura; la seguridad de quienes me han abierto su espíritu y me han permitido tocarlas y ser tocada, para construirnos como mejores, profesionales, mejores personas, y mejores ciudadanos. Al agradecer a mis amigos cronistas extranjeros su compañerismo y al Banco Industrial esta hermosa actividad que nos permite renovar fuerzas para continuar sirviendo a la patria y a los guatemaltecos, en donde además me hicieron entrega de un diploma  que dice: “A quien por sus méritos personales se le rinde homenaje concediéndole el honor de izar nuestro pabellón nacional en la Plaza Cívica Ramiro Castillo Love, del centro financiero en esta fecha.” Verdaderamente, yo tuve el honor

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