Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

No me malentienda, la solicitud de antejuicio del jueves en contra de Álvaro Arzú tiene más relevancia que el antejuicio de Jimmy Morales, Otto Pérez, Roxana Baldetti, los de Villate y Blanco (que son el primer paso para caerle a Baldizón y Torres ex de Colom), el caso La Línea, el de Cooptación, etc., porque se está sindicando al Rey de Reyes del sistema para que enfrente la justicia, aunque por ahora y como Al Capone, por cosas que para muchos son “menores” y más si tenemos en cuenta que buena parte de nuestra sociedad es selectiva para condenar la corrupción.

A Arzú hay que atribuirle la corrupción ejecutada de manera “corporativa” y con apariencia de sanos negocios y por eso digo que más que el antejuicio per se, el allanamiento practicado en las oficinas municipales es lo que tiene a muchos malos del estómago porque me parece que ahí es donde se pueden encontrar esos secretos que hasta ahora habían sido infiscalizables gracias al entramado que armaron para que no fuera detectado ningún elemento que demuestre corrupción.

No por gusto le costó entrar a los fiscales del Ministerio Público (MP) y no digamos la salida, al punto que tuvieron que llamar refuerzos de los agentes antinarcóticos que llegaron fuertemente armados, porque los discípulos del Alcalde no dejaban que los fiscales retiraran los frutos del allanamiento. Estoy seguro que Arzú, Quiñónez y su equipo se cuidan mucho para no dejar tantas huellas, pero me temo que nunca pensaron que su fortín sería allanado y ahí es donde resulta que los crímenes no son perfectos.

Ante esa terrible situación, al expresidente no le quedó más que poner toda la carne en el asador, irse a meter a la conferencia y decir que todo es una venganza porque él es el guardián del sistema, juntar a sus planilleros en la MUNI para pedir apoyo, solicitárselo a Edwin Escobar, obtener la bendición del representante del Papa Francisco, quien hace todo lo contrario a lo que profesa el máximo jerarca de la Iglesia para aumentar la polarización y exacerbar la lucha de clases.

Arzú ha sabido usar los ingresos de la MUNI para formar un ejército de gente que se aferra al hueso adoctrinándose como en una secta fanática y esas personas, más todos aquellos que ven la lucha contra la corrupción como una batalla de la “izquierda para ganar el poder que no pueden obtener en las urnas” serán los que lo arropen porque ahora sí entienden que si cae Arzú el modelo de la cooptación está seriamente comprometido.

Está claro que no se quedarán de brazos cruzados y ahora la batalla irá al Organismo Judicial (OJ), donde la maquinaria que surgió tras el pacto político para tener mayorías de magistrados utilizables para defender el sistema, reclamará resultados porque justamente para momentos como estos, es que fueron puestos ahí. Ya le sirvió una vez por el caso de los “morongazos”.

Esta limpieza del sistema es el primer paso si queremos enderezar el rumbo, pero nada cambiará si no cambiamos algunas reglas del sistema en puntos clave (rendición de cuentas, adjudicaciones, justicia) y si no rompemos el monopolio de los partidos políticos para nominar candidatos al Congreso y la Presidencia.

Usted se puede dedicar a defender lo indefendible, pero sepa que así no resolvemos nuestros graves problemas. El cambio es un tema económico y de oportunidades y en eso nos tenemos que poner de acuerdo, pero insisto, no puede ser bajo las condiciones que nos olvidemos de las acciones corruptas porque los delitos de cuello blanco más que dinero roban oportunidades. No debemos permitir el robo de energía ni la aceptación de la corrupción.

 

 

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