Edgar Villanueva

Durante toda la crisis política actual en el país, las redes sociales han jugado un papel importante para informar y para generar diferentes percepciones de lo que está sucediendo. Considero que, lamentablemente, han generado mayor desinformación y han contribuido a la polarización que reina en nuestra sociedad.

En gran parte, esta desinformación es un esfuerzo organizado por quienes entienden que la información (o desinformación) estratégica, puede inclinar la balanza a su favor. Asimismo, se debe a que los guatemaltecos no estamos acostumbrados, y no nos gusta, el debate y el diálogo. Preferimos leer únicamente a los que piensan como nosotros, lo cual nos provee de un sentimiento ficticio de confort que después choca con la realidad imperante.

Hay algunos elementos que, sin renunciar a las adictivas redes sociales, nos pueden permitir estar informados y reducir el impacto de la desinformación intencional. A continuación algunos de los que le sugiero:

Leamos detenidamente los artículos o escuchemos con atención los vídeos que circulan en las redes sociales o que nos comparten. Un tercio del tiempo, publicamos o compartimos piezas de información que no dicen precisamente lo que opinamos o que no reflejan de manera fiel nuestra forma de pensar.

Segundo, entendamos que la gran mayoría de piezas de información son motivadas por algún interés y muchas veces, ese interés no es ajeno a su autor. Cuestionemos esos intereses, informémonos sobre las afiliaciones de los autores y los intereses de las entidades en las que sirven o a las que están afiliadas. Esto no implica que siempre el interés sea espurio o malintencionado, pero sí nos da una perspectiva sobre la razón de ser de la información que estamos consumiendo.

Tercero, busquemos fuentes alternas de información y acerquémonos a aquellas fuentes que no escriben lo que nosotros queremos oír. Si ya leímos un artículo de un periódico conservador, leamos algo sobre el mismo tema de un blog “progre”. Aunque no estemos de acuerdo con uno o con el otro, cada posición aporta una visión importante a la solución de un problema y nos permitan acercarnos más a la verdad.

Pero sobre todo, no repliquemos o compartamos información que no vale la pena. Si el artículo o vídeo está lleno de preguntas, ¿por qué fulano no explica? ¿Por qué zutano no se va? ¿Por qué perencejo no es imparcial? O si el autor les ofrece una verdad absoluta. No lo compartan. Necesitamos propuestas y respuestas y las mismas no las tiene una sola persona, están dispersas en un universo de información que cada vez es más grande y cuyo manejo cada día es más delicado. No dejemos que nos atrapen las redes.

Y también, no olvidemos que fuera de nuestra burbuja de redes, en pleno siglo XXI, hay millones de guatemaltecos con desnutrición crónica, en extrema pobreza; sin acceso a servicios básicos, sin acceso a la justicia; y, sin poder participar en la vida productiva del país. Recordemos que, en gran parte, es por ellos que estamos necesitados de cambiar nuestra Guatemala.

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