Emilio Matta Saravia
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Para quienes no entendieron mi postura del artículo sobre mi insistencia en que nosotros, quienes tenemos un mayor ingreso debido a que hemos tenido más y mejores oportunidades que la mayoría de nuestros compatriotas, debemos romper el círculo vicioso de “no pago impuestos porque se los roban los funcionarios públicos”, les invito a ver un video llamado “Why Leaders Eat Last” de un excelente motivador llamado Simon Sinek. Así tal vez entienden el porqué insisto en que debemos ser nosotros los llamados a romper el círculo vicioso y no los gobernantes.

El señor Sinek explica que el hombre primitivo de hace 50 mil años o más, organizado en pequeñas comunidades, tenía ya una estructura jerárquica, donde los fuertes de la comunidad, los que cazaban y conseguían los alimentos, eran también los primeros en comer, y comían lo mejor y lo que quisieran, a diferencia de los más débiles, que comían un poco menos que los más fuertes, pero al final del día comían y satisfacían sus necesidades. Note usted, estimado lector, que en la sociedad actual nosotros, quienes hemos tenido más oportunidades y tenemos la bendición de haber podido acceder a una educación escolar y universitaria que nos brinda el beneficio de optar a mejores empleos, somos los fuertes de nuestra comunidad. Somos quienes comemos más y mejor, de acuerdo con el señor Sinek. Sin embargo, el ser el primero en comer también conlleva responsabilidades. En las comunidades primitivas, eran los más fuertes los que obligatoriamente protegían a la comunidad, incluidos los débiles, de cualquier peligro. Si otra tribu los atacaba, o algún animal los amenazaba, eran los más fuertes, no los débiles, los primeros en defender, con su vida, al resto de la tribu. Ese era y continúa siendo el contrato social. No ha perdido vigencia en el tiempo.

Ese sentido de obligación es el que debemos tener nosotros, los que tenemos acceso a más y mejores oportunidades, para con quienes por uno u otro motivo no las tienen. Las sociedades más desarrolladas así lo han entendido y así funcionan, infinitamente mejor que la nuestra, por supuesto. Si no, vea a Canadá, a los países nórdicos, a Singapur, Australia y Nueva Zelandia, por poner algunos ejemplos. Y por favor no me malinterpreten, que no estoy sugiriendo pagar la mitad de nuestro sueldo en impuestos. Pero sí un poco más de lo que actualmente pagamos. Y así como tenemos la obligación de pagar un poco más, también exigimos tener el harto derecho de fiscalizar a los funcionarios corruptos y a sus corruptores por igual, y aplicarles los castigos que dicta la ley. Cuando nuestra sociedad se ve atacada porque nuestros compatriotas mueren de hambre o de enfermedades curables y prevenibles, debido a la corrupción de nuestros funcionarios públicos o a que no existen suficientes recursos para hacerle frente a estos problemas, debemos ser nosotros quienes estemos al frente, brindando protección a los más débiles. Esa debería ser la base de nuestro pacto social. Y lo anterior no tiene nada que ver con ser comunista, socialista, populista, o cualquier idiotez que se le ocurre a las personas ignorantes o malintencionadas; me considero seguidor de una economía social de mercado, por cierto. La base de nuestro pacto social debe ser el deber de los fuertes, de los privilegiados, de proteger a los débiles, a los menos privilegiados, cuando nos toca. Sobre esa base fue construida la especie humana.

 

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