Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Preocupan seriamente las alianzas que está haciendo el presidente Morales en su esfuerzo por acabar con la lucha contra la corrupción porque destaca el esfuerzo por ir reuniendo a los grupos que se han beneficiado del sistema, entre los que hay varios que ya ofrecen movilizaciones masivas para demostrar la fuerza de un gobernante que no se distingue precisamente por estar buscando lo mejor para el país. Y es que tenemos antecedentes de expresiones como la que ayer ofrecieron desde Izabal y que pueden derivar en situaciones de violencia como las del recordado “jueves negro” que promovieron justamente sectores que ahora cierran filas alrededor de Morales.

El Presidente no ha querido hablar con la prensa ni comunicarse con la ciudadanía, pero sí lo hace con grupos que están buscando su propio beneficio y que no dudan en atacar a los funcionarios que han actuado con corrección en medio de todo el laberinto de impunidad. Ayer la tribuna sirvió para atacar al titular de la Superintendencia de Administración Tributaria por su empeño de cobrar los tributos que corresponden y el pase fue aprovechado por el Presidente para atacar de mala manera a quien fuera su Ministra de Salud Pública a quien no le perdona que haya tenido la decencia de renunciar cuando se dio cuenta que el gobierno tomaba el rumbo de la defensa de la impunidad en el país.

Lejos de estar tratando de articular la unidad nacional, es evidente el esfuerzo por seguir polarizando a la sociedad buscando a los actores que coinciden con el gobierno en la idea de que hay que continuar con la “normalidad” de la corrupción que el señor Morales le describió tan gráficamente al presentador Jorge Ramos de Univisión cuando le dijo que en nuestro país, como en casi todo el mundo, la corrupción se vive como una cosa absolutamente normal. No sorprende por ello que el mandatario eluda el tema del financiamiento electoral que recibió sin declarar ni que diga que “lo poco que tiene lo ha hecho con su esfuerzo” sin mencionar para nada a algún fulano, uno que otro mengano o a los financistas que le dieron hospedaje a cuerpo de rey a cambio de muchos favores, entre ellos el de disponer de un magistrado de la Corte de Constitucionalidad, nada más y nada menos.

Uno pensaría que los gobernantes tienen que ser responsables en todas sus actuaciones para no poner en peligro a los ciudadanos, pero es obvio que ello no ocurre siempre. Cada día veo más similitudes entre lo que hace Morales con lo que ha ido haciendo Maduro para mantener enfrentado a su pueblo y preocupa que podamos llegar a situaciones de confrontación brutal por la ceguera de un gobernante que no entiende el mandato que recibió en las urnas y que fue, precisamente, para cambiar las formas de hacer política en nuestro país, extremo que se le vuelve imposible porque resulta que en su misma campaña incurrió en los vicios de siempre facilitando, como han hecho todos, la cooptación para que el Estado sea puesto al servicio de los financistas.

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