Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Evidentemente no solo el Organismo Legislativo se ha visto afectado por los hechos y circunstancias que han enfrentado a grupos de ciudadanos guatemaltecos.

La renuncia de los ministros de Gobernación, Finanzas y Trabajo es algo que ha afectado al Ejecutivo, se han perdido buenos ministros, especialmente el de Finanzas que había sabido navegar en sus áreas de una manera eficiente; como lo hiciera Eduardo Weymann, que en paz descanse, prueba de ello es la forma y la tasa a la que ha colocado los Bonos del Tesoro en quetzales; sin embargo, los ministros son y serán fusibles.

Sin duda alguna, habrá quienes acepten la propuesta del Presidente y Vicepresidente de la República para reemplazar a los ministros renunciantes, igual que aconteció con la Ministra de Salud, que estaba haciendo un buen trabajo en dicha cartera.

El paro al que convocaron ciertos sectores el día miércoles 20 no fue realmente un paro, sino una movilización que reunió, según indica la prensa, a 15 mil personas en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional.

Una concentración de ese tamaño debe ser respetada y evaluada por los organismos de Estado, de la misma manera que impactan los cierres de campaña electoral que se han hecho en dicha plaza aunque no puede pretenderse que son equivalentes, como lo  dijera un diputado, a los votantes que lo eligieron a él en su distrito, y que para que el considerara su renuncia tenían por  lo menos que redactar un documento con firmas fehacientes de electores de los siete municipios que en su distrito le habían dado la mayoría para quedar electo como diputado.

En otras palabras “como es el sapo es la pedrada”. De todas formas, el Presidente y Vicepresidente de la República, los 158 diputados, deben de saber que se encuentran en un río revuelto, con corrientes rápidas, y que tendrán que saber navegar en el mismo.

Aunque no es la misma dimensión de crisis que produjo el rompimiento constitucional que realizó Jorge Serrano Elías, sí debe considerarse seriamente las soluciones o propuestas que abran la válvula para descomprimir la olla de presión.

Una excelente alternativa seria que, el Presidente de la República, Jimmy Morales, en uso de su potestad constitucional, propusiera al Congreso de la República llamar a un poder constituyente, para abordar reformas a la Constitución de la República en el área política.

Entre otras cosas, debería modificarse cómo se nominan y eligen a los diputados, quienes, en mi opinión, deberían de cumplir diferentes requisitos: los distritales mantener los requisitos vigentes, que sean propuestos y electos por nombres y apellidos y no por la posición que su partido político les coloca en los listados de candidatos.

Los candidatos a diputados por el Listado Nacional deberían ser de 40 años de edad, como lo es el requisito para ser candidato a presidente y vicepresidente; profesionales colegiados, con un mínimo de cinco años de graduados, para que así el Congreso tenga obligadamente un núcleo de diputados con mayor madurez por edad, y mayor preparación profesional.

La constituyente debería actualizar y modificar los preceptos relacionados a la justicia y a la administración pública, y por supuesto impulsar una nueva Ley Electoral y de Partidos Políticos, incluso puede disolver y concluir el mandato de los actuales diputados.

¡Guatemala es primero!

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