Emilio Matta Saravia
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Aunque iba a continuar argumentando por qué creo que somos nosotros los llamados a romper el círculo vicioso del “No pago más impuestos porque se los roban…”. la serie de acontecimientos recientes en Guatemala me obliga a escribir sobre los mismos, ya que veo con mucha preocupación la situación actual de mi país y la profunda división que existe, producto de discursos trasnochados cargados de ideologías que no nos permiten reflexionar y que encima son el combustible que ahonda esta división entre guatemaltecos. Divide y vencerás, ¿le suena?

Por eso el objetivo debe ser común: Terminar con la corrupción en Guatemala. No importa que ideología podamos tener (por cierto, en Guatemala los partidos políticos no tienen ideología y la mayoría de personas, no digamos los políticos, tampoco), no importa que religión profesemos o que nivel de ingreso tengamos. El miércoles 13 y el viernes 15 de septiembre fui a manifestar al Congreso, de forma pacífica y ordenada. Lo que vi en las manifestaciones fueron miles de guatemaltecos, familias enteras, incluyendo niños, ancianos, personas de todos los estratos de la sociedad, indígenas, garífunas y ladinos, todos unidos manifestando de forma pacífica, sin violencia y sin actos bélicos, nuestro total rechazo a la corrupción. No me lo contaron por redes sociales, sino que lo vi y lo viví.

“Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”, dijo Albert Einstein. Y estamos locos si pretendemos seguir con el mismo sistema, eligiendo a las mismas personas, bajo las mismas reglas y pretendamos obtener resultados distintos. Llevamos desde 1985 en las mismas; más de tres décadas. Tenemos que cambiar todo: el sistema, las reglas, los actores.

Los muy pocos a quienes les interesa dividir a la ciudadanía, nos dicen que los manifestantes y sus líderes nos llevarán a ser una Venezuela. Para informarle un poco mejor, estimado lector, ya somos una Venezuela. Vivimos en un país donde los poderes del Estado están secuestrados al servicio de unos pocos, tal como pasa en Venezuela. Tenemos funcionarios corruptos que no ven por los intereses de la mayoría de la ciudadanía, sino que sólo ven sus mezquinos intereses, tal como ocurre actualmente en Venezuela. Tenemos una ciudadanía que está protestando pacíficamente, sin recurrir a la violencia (eso me consta) y el gobierno nos llama terroristas a los manifestantes, a la vez que mal informa que hay intereses ocultos detrás de las protestas ciudadanas, exactamente igual a lo que hace hoy Nicolás Maduro y hacía antes de morir Hugo Chávez en Venezuela. Si no vemos las similitudes es que estamos ciegos.

A la manifestación del 20 de septiembre, que ha sido tildada de socialista, comunista y demás vituperios por parte de los, ahora sí, oscuros intereses que buscan deslegitimizarla se han sumado organizaciones populares, campesinas, empresarios, principalmente pequeños y medianos, universidades y empleados de todos los niveles. En pocas palabras, nos estamos sumando todos los guatemaltecos que no solo estamos indignados ante tanta corrupción y tanto cinismo de parte de quienes nos gobiernan, sino que también queremos un cambio de sistema, un cambio que nos permita tener un verdadero Estado de derecho con reglas claras e igualdad de oportunidades para todos los guatemaltecos. Un cambio para que nuestros hijos vivan en un mejor país.

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