Confirmamos que el pueblo de Guatemala abandonó su indiferencia, misma que fue aprovechada por los políticos corruptos y por quienes los financian para hacer micos y pericos, y que el detonante fue el comportamiento abusivo del Congreso al emitir leyes aberrantes para ponerle fin a la lucha contra la corrupción en el país. No olvidemos que el vicio que llevó a Guatemala a solicitar a la ONU una comisión especial fue la impunidad y que ella es consecuencia directa de la corrupción. Sin corrupción no hay impunidad.
La ciudadanía está cobrando vida propia y está dispuesta a hacerse escuchar para reclamar la depuración de nuestro sistema político que, a ojos vista, se resiste a morir y que está siendo apuntalado no sólo por los políticos, sino por los poderes ocultos que van desde las mafias del crimen organizado hasta las mafias de gran poder que han puesto gobernantes a lo largo de décadas mediante el manoseo del financiamiento electoral que les entrega, atados de pies y manos a toda una casta política con la que pactan cada cuatro años.
Se revuelven en su desesperación al ver que se les puede acabar aquella “normalidad” de la corrupción que definió el mismo Jimmy Morales a un estupefacto auditorio de Univisión. Dan palos de ciego en su esfuerzo por desprestigiar la protesta, por meterle miedo a la gente diciendo que son los comunistas los que están atrás de todo esto, sin entender que es una sociedad con aspiraciones democráticas la que marcha por las calles. El petate del muerto de Venezuela puede dejar de serlo y convertirse en una real amenaza si seguimos apañando a los políticos de siempre, corruptos como los de la Venezuela pre Chávez, que dieron lugar al surgimiento de otra clase de dictadura al surgir un populista que aprovechó el desencanto de la gente con su clase política.
Poco a poco se han ido definiendo los campos y se toman posiciones porque no es tiempo ya de andar con caretas. Los que quieren terminar la corrupción entienden que debe haber un cambio de sistema y que no basta con meter presos a los pícaros como se hizo en el 2015. Los otros, saben que cualquier fisura en su sistema, cualquier debilitamiento que se haga de las instituciones que han creado para robar, será su perdición y para algunos el fin de su poder de mangonear a los políticos, extremo que no pueden ni quieren aceptar. Por ello es que esta es La Hora de la verdad para Guatemala y sus ciudadanos.