Francisco Cáceres Barrios
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En los últimos días la crisis por la que atraviesa el país desde hace mucho tiempo se agudizó con la inconcebible aprobación del Congreso de dos leyes que aumentaba la impunidad en vez de combatirla, ambición que por largo tiempo hemos estado acariciando. Y si esto fuera poco, se confirmó que el lema de la campaña presidencial de don Jimmy Morales era una farsa total, pues su gobierno se inventó un “bono de responsabilidad” por el cual a su ya elevado salario, se le daba un ingreso adicional de Q50 mil mensuales. Pero no se crea que por el simple hecho de haberle dado marcha atrás a ambas repugnantes actuaciones la crisis haya terminado, sino al contrario, ahora es cuando la población necesita forzosamente empezar una férrea lucha ciudadana para cambiar definitivamente aquellas condiciones que favorezcan la eliminación de la corrupción y la impunidad, lo que nos ha impedido lograr el desarrollo y progreso.
La reciente agudización de la crisis se generó desde cuando el primer mandatario dio claras muestras de no tener interés alguno por cambiar las condiciones en que los gobiernos anteriores se habían mantenido, culminando con la declaración de non grato al Comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, al verse acosado por demandas judiciales, una de ellas no iniciada por esta entidad, sino proveniente del Tribunal Supremo Electoral al aplicar una reciente disposición legislativa que persigue transparentar en lo posible el financiamiento electoral, punto toral para poder controlar la corrupción proveniente tanto de los políticos como de los financistas.
Pero no solo eso falta por hacer, pues habrá que cambiar cuán pronto sea posible la Ley Electoral, para poder integrar el poder Legislativo de manera distinta a como se hace en la actualidad, con el fin de elegir gente a la que se les pueda reconocer capacidad, honradez e idoneidad. También habrá que reformar el sistema para integrar el Organismo Judicial a todos sus niveles y tantas cosas más que no vienen al caso especificar, sabiendo de sobra que todo ello tocará intereses de múltiples sectores y estratos de nuestra sociedad por lo que seguramente la crisis en vez de menguar irá en aumento.
No nos perdamos entonces, ni nos hagamos ilusiones, esta es la hora crucial en que todos debiéramos definirnos pero, no para clasificarnos si somos de derecha o de izquierda, profesionistas u obreros, de clase alta, media o baja, cristianos, católicos o budistas, sino para saber si queremos de verdad un mejor país sin corrupción o impunidad, como acabar de una vez por todas con las causas que lo provocan. De mi parte, hace rato me apunté en la lucha ¿y usted a qué le va?