Mario Alberto Carrera

2 de marzo de 2016
Más o menos a primeros de marzo de 2016, el rostro inverecundo de la desfachatez apareció sin mayores rubores ante el pueblo de Guatemala, enarbolado por el FCN en el Legislativo. Continuó tal aparición continuada y hermana, en el Ejecutivo. Y terminó de surgir en el Ejército. Que además, hoy, le pasa coima de 50 mil al ya aludió clown. Todo para que cargue con el sambenito –hasta que San Juan baje el dedo– o hasta que nos hartemos de tanto excremento ambiente.

Sí, entonces empezó este burdel sin límites al que me refiero arriba. Con aquel transfuguismo altanero mediante el cual el partido oficial (fundado por el ala más obtusa del glorioso Ejército Nacional y homúnculos adláteres) pasó de contar con sólo 11 diputados a tener 31 renegados triunfantes a sólo pocas semanas de la toma de posesión.
Entonces se inició esta locura sin freno que, en la semana de la Patria, ha arribado a sus más grotescas cimas: la suma de 105 diputados (que de alguna manera también son tránsfugas aglutinados en el FCN) para aprobar ¡al más cochino vapor!, unas reformas al Código Penal y garantizar ¡mucha más corrupción!, de la que ya disfrutamos. Menos mal que, por el momento ¡por el momento!, se atajó.

Morales Cabrera es el candidato presidencial que más ha mentido tan descocada, desvergonzada y desfachatadamente en la historia del país. En la campaña prometió que no permitiría el transfuguismo en y de su FCN y, antes del mes de su instalación presidencial -luego de “acoimadas” vacaciones en el hotel Adriátika: medio millón de quetzales sin comidas- se “autorenegó” ¡hasta el escarnio!, y se prestó a fortalecer una bancada aplastadora que ahora, como digo, es de 105 o 106, en la práctica de lo que acabamos de ver, y que poquito antes -y así constituida- volvió a reintegrar la medio perdida inmunidad del payaso Morales Cabrera.

12 y 13 septiembre
El engendro concebido hace 18 meses llega a dar los más maduros frutos de lo excrementicio después –además– de una larga crisis de enfrentamiento internacional por el asunto de la CICIG y el señor Velásquez, que pone en riesgo, asimismo, los créditos y los préstamos del Banco Mundial, que no es mundial porque lo maneja el mero jefe del procónsul Mr. Todd Ronbinson.

El engendro de burdel es parido en el quirófano impúdico de palacio Legislativo. Con este parto de úteros descarriados –de zorras de la impunidad– se llega a la primera de las cimas del descalabro nacional, porque estoy seguro de que aún nos esperan otros intentos de reformas más sorpresivos y de mayor mancebía. Conviene ver que, con estas reformas, no sólo se iba proteger a los mayores criminales de cuello ¿blanco?, sino que, asimismo, se volvería a desafiar a la CICIG o, más bien, a la ONU y a los Estados cooperantes, provocándonos mayor aislamiento geopolítico.

14 de septiembre
El pueblo (es decir, los dos que tres que nos preocupamos de esas cosas, porque al resto les preocupa cómo matar el hambre) se está encabronando. Y yo espero que, esta vez, ese poco pueblo consciente no se deje conducir como borrego. Sino que hinche los cojones y exija respeto y dignidad por medio de una revolución si es necesario. Y si tiene que caer el payaso, ¡que caiga! Y con él, el amigo del Fantasma. Para poner gente nueva –y pura– si es que aún queda –de esa– en la Guatemala aycinenista.

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