Juan Antonio Fernández
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El país en el que vivimos hoy desde lo global está marcado por lo menos por tres elementos: una interdependencia -entre Estados-, un proceso de mundialización neoliberal –de la economía y empresa- y la globalización –sobre lo político, económico, cultural- donde las organizaciones internacionales juegan un papel clave. En estas breves líneas me referiré a la relación entre los Estados y esta forma política conformada por los Estados que tiene influencia sobre las relaciones internacionales, por citar algunos en lo militar, económico, político, jurídico, medio ambiente o los derechos humanos: la Organización de las Naciones Unidas fundada después de la Segunda Guerra Mundial, como institución diseñada en términos generales con la aspiración de la convivencia pacífica y la búsqueda de la cooperación entre los Estados.
Evidentemente existen problemas que son de interés de la sociedad mundial, el cambio climático, las guerras, los derechos de las personas, entre varios, donde el concierto de las naciones representado por los Estados se comprometen a implementar las medidas normativas y políticas públicas para su solución, participando en ello las organizaciones internacionales. Es en este punto donde se inscriben para el caso de Guatemala la lucha contra la impunidad, los cuerpos ilegales, y dentro de ellos la lucha contra la corrupción. Es así, como un espacio “anárquico” en estos términos, cede parte de su soberanía y el consenso de las naciones en la ONU, coopera. Momento en el cual empieza a funcionar y accionar una intrincada interdependencia, operando conjuntamente poderes supraestatales, macro regionales, el Estado de Guatemala e instituciones y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. Dinámicas que tienen como fuente de legitimidad los procedimientos institucionalizados y la comunicación con la sociedad. (Habermas)
En el trayecto, como es evidente se ralentizan procesos, se configuran luchas, reacomodos de fuerzas, los actores se pronuncian sobre la identidad, la supranacionalidad, sus formas y liderazgos. Existen ejemplos desde lo internacional donde se han librado estas controversias sociales, políticas e institucionales. Sin embargo, en nuestro caso preexiste una variable que define: el problema de la impunidad, los cuerpos ilegales y la corrupción en nuestro país afecta a otros Estados, a sus sociedades, la región y a su vez, el modelo de gestión de la Comisión es motivo de afinidad más allá de nuestro espacio inmediato, es decir, se convierte en un bien global. No es casual entonces la inclinación y pronunciamientos a favor de la CICIG y su funcionario principal, desde el Secretario General de las ONU, Parlamento Europeo, Departamento de Estado y países que lideran poderosos bloques internacionales, como Alemania. En el terreno político interno, lo cierto es que en esta crisis la contraposición de intereses y posturas sobre la esencia han develado que quienes fueron enemigos se han tornado en amigos, y los que fueron amigos, no lo son más; afirmando o visibilizándose afinidades. Pero más allá de eso, se define desde las instituciones y la mayoría de la sociedad un consenso en cuanto al fondo y forma de la lucha contra la corrupción. MP-CICIG.