Eugenio R. Fernández
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La gente que está detrás de querer enmarcar la lucha contra la corrupción en una lucha ideológica, son expertos en hacer la guerra psicológica, contrainsurgente y de inteligencia que, junto con otros grupos, tanto dentro como fuera del Mariscal Zavala, busca la sobrevivencia de un sistema de privilegios y defiende el statu quo les ha permitido ordeñar al Estado.

Las argucias y argumentos de los antiterroristas y otros medios han utilizado los errores que ha cometido en el camino la CICIG. También se aprovechan de las debilidades del propio sistema de justicia y pretenden responsabilizar a la CICIG de los mimos, de lo que no tienen nada que ver. Hasta inventan situaciones que son totalmente falsas. Lo lamentable es que esta narrativa ha sido acogida por un grupo de la derecha y por algunos empresarios, que temen a los cambios.

Las cosas caminaban más o menos bien para ellos cuando la semana anterior el Congreso defendió al presidente Morales de un antejuicio. Pero cuando se descubrió que Morales recibió ilegalmente Q450 mil y luego los diputados se recetaron impunidad pretendiendo liberar las prisiones para ellos no verse afectados, las cosas cambiaron. Pues se desenmascaró que la lucha ideológica es una cortina de humo para defender un sistema corrupto. La mayoría en Guatemala entiende que la lucha contra la corrupción es de valores y principios. También entiende que el país no va a ir a ningún lado si no logramos controlar ese flagelo.

Guatemala es un país primordialmente conservador. Los empresarios y las personas que nos identificamos con valores que giran alrededor de la justicia y la libertad; es decir libertad de expresión, libertad de empresa, propiedad privada etc., ahora debemos entender que: Si el Congreso es corrupto, debe depurarse y si el Presidente recibe pagos indebidos, debe enfrentar la justicia. Esto se debe hacer sin romper el orden constitucional, como sucedió con Serrano Elías.

Además, debemos entender que Guatemala no puede retrasar que todos los sectores se pongan de acuerdo para modernizar las leyes que son primordiales para el país. Como la reforma al sector justicia (hay que mejorar la propuesta que se presentó a principios de este año), la Ley de Partidos Políticos, Ley del Servicio Civil y poner dientes a la Ley de Acceso a la Información y Contraloría de Cuentas como mínimo, para que en dos años no regresemos al mismo lugar que nos encontramos en el 2015 y ahora en el 2017.

Estos grupos que utilizan la desinformación, afirman que como consecuencia de la lucha contra la corrupción se pondrá a gente de izquierda en el gobierno, esto sin mucha evidencia. Lo que queda claro es que, si la derecha y empresarios no se involucran en resolver el problema, eso que temen podría suceder, al darle cancha libre a la izquierda para actuar. Los esfuerzos y las propuestas de luchar contra la corrupción no deben ser ideológicas, es algo que debe unir a todos los guatemaltecos.

Recordemos que, si no somos parte de la solución, seremos parte del problema. Creo que los empresarios, gente de derecha y aún algunos de la derecha extrema, se dan cuenta de que es hora de limpiar la mesa de una vez por todas y de dejarnos de babosadas y de sentarnos todos a trazar la ruta para salir de este atolladero de una vez por todas.

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