Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Ante un imprevisto enfrentamiento, debo tener bien a punto y afiladas mis mejores armas: la educación y el respeto.”
Albert

Quiero aclarar que no voté por el actual Presidente, y si volviera en el tiempo a las elecciones pasadas, tampoco votaría por él, sé que muchos de los que pidieron su cabeza, y le tiran piedras, fueron quienes le votaron, pero así funciona esta sociedad, y no es de extrañar. He de confesar, que no estoy en contra de la CICIG como institución, pero no estoy de acuerdo con la forma en que el señor Velásquez, se ha extralimitado en las funciones que le asigna el acuerdo de creación de la misma, al igual que su primer antecesor excesiva publicidad, justicia selectiva, y los espejitos ya no me convencen.

En ese orden de ideas, se dieron muchas acciones que no llevaron a buen término, lo que aparentemente es un ataque más a la corrupción, constitucionalmente porque nadie es culpable hasta que no sea sentenciado por juez competente, lo que no significa, que en caso de existir actos de corrupción del actual inquilino de la Casa Presidencial, no pueda después de entregar la Banda Presidencial ser procesado, y si se demuestra que existieron delitos, condenado.

El problema más importante fue la forma cómo inició y se manejó la crisis por parte de los diferentes actores de la misma, situación que provocó una división sin sentido entre los guatemaltecos, ya bastante divididos históricamente, más hoy que existen las redes sociales, la misma fue más agresiva e injustificada, porque se confundió la crítica a la CICIG con ser corrupto, cosa que no es cierta, por lo tanto quienes la defendían eran impolutos, pero probablemente el mayor conflicto se dio en la acusación de quienes se pronunciaban a favor de la CICIG, fueron señalados de izquierdosos, socialistas y demás, y quienes le criticamos de derechistas, cuando actualmente existen ideologías más conciliadoras y menos extremistas, sin embargo, acá fue un combate hasta el nocaut.

En el mismo contexto, los representantes de las instituciones, tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias que ellos mismos crearon, veamos: La Fiscal dio la impresión de actuar con poca profesionalidad, al presentar la solicitud de antejuicio aprovechando el viaje del Presidente, prueba de ello, es la forma de presentación del documento, y la deficiente acusación de los supuestos delitos del fiscal encargado. Sumado a lo anterior, declarar en un arrebato emotivo, que si el Comisionado se marchaba del país ella renunciaría, esa actitud le restó muchos admiradores con los que antes contaba.

El Presidente, fue un actor nulo en la contienda, ya que no dio explicaciones, ni a la población que lo eligió y a la que no, como tampoco en su defensa ante la Comisión Pesquisidora, aunque la ley no le obliga a presentarse, hubiera sido un acto de buena voluntad que explicara, que aunque fuera el Secretario General del partido, el estar en campaña no le permitió fiscalizar las donaciones, porque evidente es, que no sabía que era parte de sus atribuciones, pero sabido está que no es el único, la gran diferencia estriba en que él es el Presidente, nadie puede alegar desconocimiento de la ley, por lo que es y seguirá siendo responsable, aunque se haya declarado sin lugar el antejuicio.

Algunos medios de comunicación tuvieron una muy pobre labor al incentivar el divisionismo de una población estructuralmente dividida, con preguntas incitadoras de divisionismo y confrontamiento, incluso entre amigos, porque desafortunadamente, como si fuera un partido de futbol, la mayoría le echaba porras a su “patrocinado”.

Existió una total falta de debate, los argumentos fueron casi inexistentes, y para ponerle la guinda al pastel el informe de la Comisión Pesquisidora, que fue un no, pero siempre si, o al contrario, más el descrédito total del Organismo del Estado, que por mandato debía conocer en última instancia la solicitud de Antejuicio, dejó bastante golpeada a la sociedad.

Conclusión: Urge reformar la LEPP, para ya, porque no podemos seguir con un sistema de elección que es un arca abierta para la corrupción.

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