Lic. Douglas Abadía Cárdenas
douglas.abadia@gmail.com
La segunda vuelta del proceso electoral 2015 en Guatemala se caracterizó por una fuerte afluencia a las urnas y sobre todo el ánimo y un sabor a boca agradable en la ciudadanía a nivel general, pues muchos pensaron que se había iniciado la caída de la “vieja política”. La expectativa fue demasiado alta, no digamos en la práctica pues hasta el momento nos han quedado a deber y ha causado decepción dentro de la ciudadanía, por cierto cada vez más desarticulada y decepcionada pues los experimentos democráticos no logran llenar las expectativas, son aproximadamente 30 años de vida democrática sin mayores resultados que beneficien a la población.
Vamos a casi un año y ocho meses de la actual administración gubernamental y se ha evidenciado que la “vieja política” se resiste a desaparecer, se reconfigura y vuelve fortalecida a través de funcionarios de alto nivel que optan por lo más fácil: pactar intereses personales en detrimento del bien común; es común seguir observando el tráfico de influencias, los “arreglos” para garantizar la gobernabilidad (no es más que pactar plazas y beneficios dentro de los ministerios y/o secretarías del Ejecutivo para evitar ser citados en el Congreso y por lógica la “fiscalización”).
Guatemala se encuentra empantanada en la lucha contra la corrupción, el gobierno no posee avances sustanciales, el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado se ha constituido en un botín apetecible para que los malos guatemaltecos expriman a su conveniencia dichos ingresos, no existe inversión pública pues la mayoría del presupuesto asignado se compromete con la contratación de personal recomendado por diputados, gobernadores, alcaldes y cualquier otro aprovechado, se asignan proyectos por lo común fantasma (se hace bulla durante la inauguración, pero no se da seguimiento ni mucho menos se evalúa el impacto en la población).
La ejecución presupuestaria continúa por los suelos, los préstamos internacionales no se ejecutan; en fin, un panorama desalentador donde se premia al corrupto y se menoscaba a quienes en realidad deseamos el cambio para este país. Hasta el momento ningún Ministerio de Estado ha logrado hacer hasta el momento su labor, procurar recursos y sobre todo ejecutarlos logrando la inversión y no solo el funcionamiento que tanto daño ocasiona a nuestro pueblo.
Es urgente monitorear el trabajo de quienes se encuentran ocupando posiciones de mandos medios en el Estado pues ellos se encuentran alineados con las autoridades superiores para velar por que se cumplan las instrucciones de sus superiores, obviamente ninguno de estos personajes permitirá que se hable mal del jefe y mucho menos dejar de acatar sus ilustradas instrucciones.
El presidente Morales tuvo en sus manos la oportunidad que muchos han deseado para lograr el inicio del cambio, pues sabemos que es una lucha titánica mas no imposible, lamentablemente ha sucedido todo lo contrario; hemos observado en este año y ocho meses de gobierno del FCN más de lo mismo, un partido político que se fundó con la finalidad de garantizar inmunidad a varios de sus dirigentes (deben elotes del Conflicto Armado Interno), una bancada creada al estilo Frankestein pegada con chicle, un binomio presidencial dividido en la que solo se piensa en ser el controlador del Estado, altos niveles de corrupción, nepotismo, compadrazgo, entre otros males propios de un Estado fallido donde gobiernan oportunistas sin norte de hacia dónde dirigir la barca.
Finalmente, la mayor inquietud de su servidor, ¿será que los altos funcionarios de Estado pueden dormir tranquilos?, ¿serán bienvenidos en la cuadra o condominio donde viven?, ¿se creerán hijos de Dios y salvos? Creo estimado lector que en el egocentrismo del alto funcionario han de creer que están haciendo las cosas bien pues el poder cega, esperemos los 20 años de fiscalización que enfrentarán los funcionarios actuales a ver cómo les irá.
Cambiemos las mentalidades de saqueo que se han tenido históricamente, a la política se llega a servir, no ha servirse. Muchos se meten a la política con la finalidad de recuperar el tiempo perdido en sus vidas mediocres y taparle el ojo al macho luciendo en sus círculos sociales como exitosos, que equivocados están.
Ser un señorón pudiente no se logra siendo un vil ladrón y explotador de nuestro pueblo!!!! Vaya orgullo!!!