Raymond J. Wennier

Si hay algo que hacemos todos los días, ya sea consciente o automáticamente, desde el momento de levantarnos hasta el momento de acostarnos, es “escoger qué hacer” entre dos o más opciones. ¿Qué quiero desayunar? Hay mucho tráfico, ¿Qué ruta voy a tomar? ¿Cómo voy a vestirme? ¿Debo o no hacer…?

Es fácil, creo, decir que la vida es una escogencia continua de cómo vivirla.

Para que la vida sea satisfactoria hay que construir significado en lo que hacemos y eso es un proceso activo que no se puede realizar sin tomar una serie de decisiones. El hecho de escoger es una decisión para hacer decisiones.

En su libro “Beyond Discipline”, Alfie Kohn dice lo siguiente: “Students learn how to make good choices by making choices, not by following directions”. Es decir que hay que dar a los alumnos las oportunidades necesarias de escoger entre opciones variadas.

Las decisiones son determinaciones que la persona tiene de juzgar entre varias opciones y que son resultado de haber escogido cuál de esas opciones sea la mejor para tomar una decisión. La toma de decisiones es una de las habilidades personales más apreciadas por empresas en la actualidad. El hecho de juzgar es, en realidad, una de las habilidades más complejas del pensamiento (Hots-higher order thinking skills) además de ser una función ejecutiva.

La aplicación de lo anterior a la educación, inicia con la actitud de los directores de la institución educativa y del maestro específicamente, en cuanto a la importancia de enseñar cómo hacer buenas escogencias y como esas decisiones afectan a otras decisiones que hay que tomar. Es el papel del maestro modelar ese CÓMO.

Actualmente hay muchos movimientos en el campo educativo como el aprendizaje personalizado, el aprendizaje basado en proyectos, la aplicación de centros de temas que son parte del “Diseño temático” (recuerde que no uso el término currículo), “makerspace”, “choice and voice” que es el propio proceso de aprendizaje de los alumnos y muchos más. El maestro tiene que escoger cuál de esos es el más adecuado para atender un tema y el alumno tiene que escoger el tema y cómo desarrollarlo para resolver el punto puntual del mismo. Así ambos están escogiendo el cómo para reforzar la toma de decisiones que afectan el trabajo posterior.

Si la educación es centrada en el alumno es entonces él quien tiene que escoger entre opciones para demostrar sus habilidades y competencias sobre el tema a mano y qué medio o medios quiere usar para hacerlo; es decir el uso de todos los sentidos, multisensorial, que incluye la inteligencia emocional desarrollada por Daniel Goleman en su libro “Emotional Intelligence”.

Estimo que la habilidad de hacer buenas preguntas es esencial para poder escoger entre alternativas. Habilidad que deben aprender no sólo los maestros sino también los alumnos y aprender cómo usarla en estimular un pensamiento más profundo que ayude a hacer buenas escogencias y luego buena toma de decisiones.

Todo el proceso de enseñar a los alumnos a escoger-decidir-para decidir, se puede y debe hacerse desde temprana edad, no es exclusivo de la secundaria. Aquí entra el maestro otra vez a dar a los alumnos las oportunidades para hacerlo y modelar el cómo hacerlo.

Es un aprendizaje por y para toda ocasión por toda la vida. Lo hago todos los días.

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