Javier Monterroso

Lo que comenzó en 2015 con el Caso La Línea es como una bola de nieve de inimaginables proporciones, en 2016 las declaraciones de Juan Carlos Monzón ensuciaron no solamente a políticos sino a prominentes empresarios en el Caso Cooptación del Estado, ahora en 2017 el Caso Construcción y Corrupción promete efectos igual o peores involucrando al presidente Jimmy Morales, empresarios, constructores y organizaciones de extrema derecha, ¿y qué nos espera para 2018? ¿Odebrecht? ¿Transurbano? ¿Qué repercusiones tendrá para la clase política y económica del país? ¿Y los medios de comunicación? Ya comenzaron con los canales de televisión abierta en el Caso Cooptación, pero se sabe que muchos medios televisivos, escritos y radiales están involucrados también con los implicados en el caso construcción y en los que vienen.

No es de extrañar que por miedo a lo que se viene o puede venir los que antes eran ácidos detractores de la CICIG y el MP sean ahora sus principales defensores, y de igual forma aquellos que alabaron la llegada de Thelma Aldana al MP por considerarla de derecha ahora la acusen de haberse vendido a los izquierdistas, el miedo provoca esas reacciones tanto de apoyo como de ataque según se sientan con más o menos posibilidades de realizar acercamientos que los mantengan a salvo de la guadaña de la justicia.

¿Pero hasta donde llegará la limpia? Si somos honestos nadie se salva, todos en algún momento de nuestras vidas, carreras profesionales y, sobre todo, aquellos que hemos hecho política nos hemos embarrado de alguna forma en el fango de la ilegalidad, o como bien lo dice un amigo “En este país no hay ninguna fortuna que tenga origen limpio”, es decir no hay empresario que no haya evadido impuestos, dejado de pagar pasivos laborales o dado coima para obtener un contrato o una licitación, por eso todos están en el fondo algo nerviosos, pero ¿cuenta el MP y la CICIG con una visión estratégica de hasta dónde llegar?, ¿cuenta con criterios de selección de casos basados en la gravedad del delito cometido?. Pareciera que no, pues así como persiguen casos millonarios hay otros como el de los familiares de Jimmy Morales por 90 mil quetzales.

Ante ese panorama se han planteado ya tres visiones distintas de que hacer: la primera es la que ha adoptado el Presidente y los perseguidos por la CICIG: sacar a como dé lugar al Comisionado Velásquez y cooptar el MP en 2018; la segunda visión es impulsada por personas que no quieren perder sus privilegios o se sienten algo nerviosos porque de repente pueden caer involucrados en algún caso: cooperemos, hagamos mea culpa, borrón y cuenta nueva, ya no lo volvemos a hacer, prometemos portarnos bien, dialoguemos hagamos reformas parciales en el tema de justicia y sigamos adelante; y la tercera opción es que la persecución penal no se detenga, que caiga quien caiga esto siga y sobre las cenizas de lo que quede se construya un nuevo país. ¿Cuál visión le gusta más?

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