David Napoleón Barrientos Girón
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Durante el desarrollo reciente de un interesante y oportuno conversatorio sobre inteligencia estratégica que organizó el CIEN, y como parte del auditorio del mismo reflexioné respecto al papel de la inteligencia y la situación política de Guatemala, lo que comparto en esta oportunidad.
Cuando en un conglomerado social se conjugan algunos de estos elementos: descontento, desconfianza, desaprobación, disfunciones, tensiones y contradicciones, entre otros, se aproxima una crisis.
Para considerar que existe crisis debe observarse que una situación estable de cualquier naturaleza se perturba o altera repentinamente y se provoca desequilibrio, se activan o se ponen en escena actores poco conocidos o discutidos, normalmente dividen la manera de relacionarse con los públicos acostumbrados, se provoca la pérdida de sentido de pertenencia en los empleados, clientes, gobernados o seguidores, con consecuencias que impactan y dejan huella o por el contrario afianzan identificación.
Aunque las crisis pueden ser provocadas por diferentes fenómenos, generalmente en estas pueden presentarse las siguientes fases: evento preliminar o precipitante, respuesta desorganizada, explosión o situación crónica, estabilización, adaptación y aprendizaje.
La solución a una crisis no puede hacerse por los recursos comunes y aunque el o los aparatos de inteligencia estratégica hayan estudiado y tomado en cuenta todas las alternativas, el riesgo de equivocarse no se elimina totalmente, al elegir una opción se está renunciando a las ventajas que ofrecen otros caminos, acá lo sensible es, quien toma la decisión asume la responsabilidad.
Sin embargo pueden suceder dos cosas con las crisis:
Puede conjurarse cuando llegan o pueden evitarse cuando se tiene suficiente conocimiento del entorno o sea el mapa de riesgos.
La inteligencia estratégica incluye el conocimiento de los distintos factores del poder para satisfacer la toma de decisiones en la conducción estratégica, sin duda se liga a las situaciones de crisis por algunos aspectos como: debe proyectar el futuro, sabe calcular riesgos, descubre oportunidades en las dificultades, genera un conocimiento del entorno, reduce la incertidumbre y proporciona un producto a los decisores.
Cuando el organismo de inteligencia estratégica es estatal funciona si reúne algunos aspectos como: definición de competencias y dependencia de los organismos de inteligencia, se establece como ente coordinador de los mismos y es el de más alto nivel real, cuenta con los canales adecuados para el flujo de información que le permita aprovechar la estructura estatal que por cierto es grande, como una de sus fuentes de recolección de datos para su proceso, existen los cuadros con capacitación y profesionalización para gestionar el conocimiento y con estabilidad laboral, entre otras características, idealmente estos aspectos debieran estar amparados en una legislación que regule y sustente la estructura.
Producir inteligencia estratégica entonces, es una tarea crucial a la cual el Estado debe otorgarle la importancia del caso, anticipar los efectos de la dinámica de este mundo y trabajar para postrar el futuro a nuestros pies, es la esencia de los órganos de inteligencia.
Sin ninguna duda, los aparatos de inteligencia inciden en la toma de decisiones y por supuesto evitan crisis, a no ser que con una crisis se pretenda resolver otra crisis.