El juez del Caso Hogar Seguro, Carlos Guerra, exigió ayer al fiscal Edgar Gómez una aclaración sobre las declaraciones del abogado de la fiscalía en que acusó al juzgador de otorgar resolución que benefició a una acusada con base en un acuerdo derogado. El fiscal quiso tomar la más fácil culpando al periodista de haber expresado algo que él nunca dijo, pero no contempló que José Pablo del Águila, reportero de Diario La Hora, tenía la grabación completa de lo declarado y, como es costumbre, utilizó ese instrumento para citarlo textualmente en la nota periodística.

Lo primero que tenemos que manifestar es que La Hora no tiene absolutamente nada que aclarar, que ratificamos lo informado y expresamos nuestra más absoluta confianza y apoyo a José Pablo ante el cobarde intento del fiscal al tratar de quitarse responsabilidad ante la arremetida del juzgador.

Ha sido nuestra práctica siempre que cuando se pública algo inexacto o falso, sea por error u otra causa, hemos sido los primeros en tomar todas las medidas posibles para aclarar cualquier publicación que se haya distanciado de lo manifestado por las fuentes o de lo evidenciado en pruebas documentales a las que tengamos acceso, asumiendo nuestra responsabilidad y pidiendo las disculpas correspondientes sin buscar excusas.

Somos absolutamente respetuosos de lo establecido en la Ley de Emisión del Pensamiento, pero más comprometidos estamos con cumplir con el derecho a la dignidad de la persona, a decir la verdad y a consultar a todas las fuentes de manera adecuada para trasladar los hechos con apego a la realidad.

En el caso que ocupa estas líneas, sugerimos que entre el juez y el fiscal resuelvan su propio chirmol sin involucrar a La Hora. Recordamos que tenemos la grabación, que ya fue colocada en nuestros sitios de internet y que con mucho gusto la proporcionamos a quien necesite escucharla de nuevo. No tenemos nada que aclarar, pero sí es de lamentar que muy rápido surgieron ataques contra La Hora de peones de los Colom Torres que ahora trabajan de lavadores para medios producto de la corrupción y quienes con un par de años de ejercer un deshonesto periodismo quieren cuestionar casi un siglo de hacer esta “Tribuna, no mostrador” basada en principios.

A esos medios que pronto deberán ser objeto de extinción de dominio y a los periodistas que tristemente se han prestado para ser los lavanderos de sus propietarios, ya les llegará su día en que la ciudadanía sepa de dónde es que comen mientras hablan con la falsa máscara de la transparencia.

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