Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Ayer la ciudad vivió un enorme caos por el hundimiento que se produjo en la salida hacia la aldea Boca del Monte, ruta por la que transitan varios miles de vehículos desde y hacia los poblados municipios de Villa Canales, Villa Nueva y San Miguel Petapa. Los informes preliminares indican que la carretera fue afectada por trabajos realizados en un predio particular donde se produjo el socavamiento principal y ahora resulta que nuestras autoridades municipales y nacionales simplemente se lavan las manos diciendo que siendo el responsable un particular, le corresponde a éste reparar el daño y que el tiempo que tome tal reparación depende de cuán rápido esa persona decida emprender los trabajos.

En cualquier lugar del mundo en donde ocurra una situación de ese tipo, dañando una carretera de tanta importancia como la de la ruta a Boca del Monte que conecta la ciudad con lo que muchos llaman ciudades dormitorios cercano a la metrópoli, las autoridades realizan con precisión y urgencia las reparaciones y obligan al particular a pagar por el costo de las mismas, pero no se quedan cruzadas de brazos esperando a que el dueño del terreno decida cuándo y cómo va a enfrentar su responsabilidad en un tema que afecta la vida diaria de decenas de miles de personas que tienen que transitar por esa ruta para entrar y salir de la ciudad capital.

Esta mañana entrevistaron en Emisoras Unidas a la viceministra de Comunicaciones y fue en verdad patética su actitud porque no pudo dar respuesta absolutamente a nada de lo que preguntaron y se enredó con lo de una Mesa multisectorial que se formó para analizar el tema. Esas comisiones integradas por un montón de burócratas acostumbrados a tomarse todo el tiempo del mundo para estudiar problemas y proponer soluciones que generalmente nunca resuelven nada, implican de entrada una soberana pérdida de tiempo. Y entre un Micivi que anda más perdido que el hijo de la Llorona y una Municipalidad aún en peores condiciones y que ha encomendado al Juzgado de Asuntos Municipales que le dé seguimiento al tema, estamos fritos porque ambas entidades se caracterizan por no tener visión de lo que es su responsabilidad y del papel que tienen que jugar eficientemente, mucho menos del sentido de urgencia que en casos como el que comento debe imperar.

Guatemala se ha convertido en un país donde nadie se ocupa del interés general porque cada quien hace lo que se le ronca la gana sin temor a consecuencias debido al sistema de impunidad que ha imperado no sólo en el plano judicial sino también en lo administrativo y aún en las cuestiones más sencillas relacionadas, por ejemplo, con el tránsito.

Hemos desarrollado una cultura de absoluto irrespeto a las normas, sobre todo las que tienen que ver con el mandato constitucional de que el interés común prevalece sobre el particular y cuando uno oye a profesionales como la viceministra del Micivi, limitándose a decir que sólo sabe que no sabe nada, parafraseando la célebre frase que atribuyen incorrectamente a Sócrates, se da cuenta de que en este Estado colapsado no tenemos ni remedio ni esperanza.

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