Rolando Alfaro Arellano

Dedicado in memoriam a mi hermano.
Dr. Ramiro Alfaro Arellano.
Ejemplo de Trabajo y dignidad.

En el artículo anterior, afirmábamos que la falta de horarios ambientales, paulatinamente, y en forma alarmante, la concentración de la población capitalina, se ha convertido en un dolor de cabeza, especialmente porque no existe una real y bien organizada descentralización administrativa y urbana. Ello, sin duda alguna viene alterando el ambiente de los pobladores.

Sin embargo, después del terremoto del año de 1976, y que algunas autoridades efectuaran, el seguimiento que realmente debería haberse seguido a la fecha no se ha realizado.

En ese sentido, puede observarse el aumento de enfermedades y poca atención a la pobreza que, desde hace siglos, tristemente los habitantes del país padecen.

La sanidad ambiental, no es total y obviamente la contaminación es parte del desastre que se padece.

Por consiguiente, no nos extrañe la fuga de mano de obra persiste en los guatemaltecos que prefieren arriesgar la vida cruzando la frontera del norte y, que en la mayoría de los casos son estafados, torturados y sacrificados por los piratas extranjeros que acosan a los guatemaltecos.

El drama de la emigración a otros pueblos, aparte de la falta de trabajo, también lo es el resultado de la ausencia de humanismo que malos guatemaltecos difunden con su cruel manera de engañar y maltratar a nuestras poblaciones.

En consecuencia, tanta desorganización , irremisiblemente tiene que afectar el normal desarrollo de una Nación y la salud de su población, y dentro de esa enorme lista de tragedias, encontramos la contaminación del aire y sonora, que azota a nuestro país desde hace años y que cada vez, se agrava por la falta de organización de las autoridades competentes, asimismo, con el agravante de carecer de horarios para el tránsito, por lo que resulta imposible el normal desenvolvimiento de los ciudadanos, sea el trabajo que sea.

Pero, lo más triste de todo, es que algunas personas y autoridades, creen que el control ambiental no debe efectuase, pues estiman que por ser nuestro país pequeño no posee contaminación y, se distraen o los divagan con toda clase de distractores, ignorando que su salud está en peligro en calles, vías, carreteras con constantes accidentes de tránsito y contaminados.

En consecuencia, solo a una causa la población estima que obedece la violencia que vivimos y ello, es que aunque se quejen de tales desastres, no le dan importancia. Solo aguantan el humo, ruido y degradación del entorno.

Finalmente, los referidos horarios deben ponerse en práctica, sea por número de placas, de jornadas, para escolares, oficinistas y profesionales y población en general. De lo contrario, no se extrañen mis estimados lectores, que continúe la anarquía en el movimiento vehicular con sus contaminantes ruidos, bocinazos y humos negros.

No olvidemos que para grandes males grandes remedios.

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