Raúl Molina

Somos muchos los que pensamos que la Usac debe tener cambios radicales inmediatos. Es una deuda histórica y social con el país y, para lograrlos, el ejercicio democrático de sus estudiantes es indispensable. Después de un largo período en que mafias han tenido secuestrada a la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), se abre la perspectiva de que las y los estudiantes recuperen su asociación y la pongan, nuevamente, al servicio de la población del país. Las elecciones para la Junta Directiva de la AEU se realizarán el 19, 20 y 21 de agosto, bajo condiciones debidamente convenidas. Hay varias planillas inscritas y cada cual ofrece su plan de acción para reorientar la AEU. La decisión de quién debe dirigir los destinos de la Asociación corresponde exclusivamente a las y los estudiantes de la Usac. Nosotros, los miembros no estudiantiles de la comunidad universitaria, podemos emitir opiniones; pero la decisión y el voto estarán en manos de miles de estudiantes. El voto es su derecho; pero también es su grave responsabilidad. Serán consultados sobre el presente y futuro de la AEU, para lo cual hay dos requisitos esenciales: acudir a las urnas e informarse sobre las opciones, reflexionar sobre la que sea más adecuada para este momento histórico y votar. Preocupados por el rumbo que tome la AEU, opino que el denominador común debiese ser: “ni un solo voto por la planilla, si la hubiese, que represente los intereses de la AEU corrupta.” El renacimiento, que debiese empezar el propio 21, debería realizarse con el concurso de todas las planillas honestas y sus seguidores.

El triunfo que ha de lograrse debe estar marcado por una votación numerosa, como ejemplo de práctica democrática y, además, la AEU que surja debe hacer una invitación a la unidad en la diversidad de las corrientes y estudiantes honestos. No se puede desperdiciar esta oportunidad singular; ya vendrán otras batallas en las cuales la participación estudiantil tendrá que darse también en forma numerosa, comprometida y responsable, por ejemplo, el desafío de hacer realidad la más profunda reforma universitaria que sea posible, ahora que el Consejo Superior Universitario propicia la revisión total de las labores universitarias. También será el sector estudiantil el que marque la pauta para la elección del nuevo Rector. Si se exige que la AEU sea electa con participación estudiantil democrática, no se puede aceptar que las elecciones de Rector ocurran sin cumplir ese requisito: todo estudiante legalmente habilitado debe participar, independientemente de la unidad académica en la que se encuentre, al igual que todo egresado de la Usac y todo profesor incorporado a la carrera universitaria, de toda unidad académica. No hacerlo de esta manera sería inconstitucional. Las y los estudiantes, una vez superada la elección de Junta Directiva de la AEU, deben actuar, unitariamente y con firmeza, para garantizar un proceso eleccionario para Rector que sea legítimo, así como la reforma universitaria que lleva decenios de espera. Para ello, el primer paso debe darse el 19, 20 y 21 de agosto. ¡Qué todos los y las estudiantes acudan a votar!

Artículo anterior“Cantos de sirena, en río revuelto” (IV)
Artículo siguienteLa “vieja política” ya murió y no se quiere ver