Félix Loarca Guzmán
Las recientes amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump en contra del gobierno de Venezuela tratando de impedir las elecciones del próximo domingo de la Asamblea Nacional Constituyente, no han sido una sorpresa. El pronunciamiento no deja lugar a dudas sobre la injerencia de la potencia del norte en la campaña de desinformación para desacreditar al régimen del presidente Nicolás Maduro, como parte del guión para provocar su derrocamiento.
Esta campaña en la que diariamente participa la prensa hegemónica de América y de otros continentes, se ha orientado a dar la impresión que Venezuela está en llamas y que el gobierno de Maduro es una feroz dictadura que viola los derechos humanos.
Sin embargo, esa gran prensa nunca informa que los grupos vinculados a los sectores de oposición que han provocado los disturbios callejeros con el saldo de muertos y heridos, utilizan bombas molotov y otro tipo de armas, llegando al extremo de quemar vivos a varios ciudadanos acusándolos de ser “chavistas”.
También oculta que la oposición venezolana ha recibido mucho dinero del norte del continente, para alimentar el conflicto en ese país sudamericano, según ha denunciado la abogada y escritora Eva Golinger, quien tiene su sede en Nueva York.
Esa “gran prensa” pretende ignorar que la razón principal de la conspiración contra Venezuela, es el interés por sus grandes reservas de petróleo y otros recursos naturales como el gas, el oro, etc.
En su libro Desde el Cuartel, el coronel Edgar Rubio Castañeda, señala que Estados Unidos consume más petróleo de lo que produce y que este recurso es la energía que mueve y moverá al mundo por mucho tiempo.
Rubio explica que Estados Unidos ha provocado la mayor cantidad de guerras en el mundo por el petróleo, para equilibrar su consumo con su producción.
Lo que está ocurriendo en Venezuela, recuerda lo que sucedió en Guatemala en 1954, cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos, junto con la CIA y la compañía bananera, la UFCO, llevaron a cabo una invasión armada con una previa campaña propagandística de mentiras, acusando al presidente Jacobo Árbenz Guzmán de comunista y ser la cabecera de puente del comunismo internacional, asegurando que constituía una amenaza para la seguridad continental.
Documentos desclasificados años más tarde, demostraron que el presidente Árbenz no era comunista y que todo había sido una patraña del entonces Secretario de Estado, John Foster Dulles y de su hermano Allen Dulles, Director de la CIA, quienes eran personeros de la compañía frutera, cuyos intereses estaban siendo afectados por la Reforma Agraria que impulsaba el presidente Árbenz.
Desde 1954, Guatemala fue secuestrada por las élites económicas que apoyaron la invasión junto con poderosas empresas transnacionales que tienen el control del país, hundiendo al pueblo en profundos niveles de pobreza, desigualdad, desnutrición, corrupción, violencia e inseguridad. ¿Será que Estados Unidos busca convertir a Venezuela en otra Guatemala?
La nacionalización del petróleo en Venezuela que antes estaba en manos de empresas estadounidenses, ha permitido el impulso de importantes programas de beneficio para el pueblo, como la construcción de viviendas y servicios gratuitos de salud y educación de gran calidad.