El presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), declaró al diario elPeriódico que en Guatemala se necesita “cerrar el círculo de la justicia” y que los procesos deben ser rápidos para castigar al culpable y enviar a casa al inocente. Sin embargo, el mismo sector privado torpedeó el intento de reformas al sector justicia.
Antonio Malouf posiblemente no ha entendido que ese tipo de posturas más las otras cosas que expresó, algunas veces con dejadez y otras con servilismo, es lo que hace que por muchas partes se interprete la posición del sector privado organizado más como de responsables de la situación que vive el país que como actores en busca permanente de solución al problema.
Dice que “el dinero que va a la corrupción es dinero del sector privado y de todos los que pagamos impuestos…”, pero sabemos ya que en prácticamente todos los casos de corrupción se ha notado que hay rostros de dicho sector privado que generan la corriente del flujo de dinero que por financiamientos de campañas, pagos de mordidas o como le quieran llamar, han sido el motor que permite las alianzas con los políticos de turno para controlar los beneficios absolutos del Estado.
Mensajes como este preocupan porque es cuando se nota que la realidad que enfrenta Guatemala y los esfuerzos que se tienen que hacer para sacarla adelante, no han quedado claros para los sectores más importantes. La otra opción y que es más preocupante, es que se asumen estas posturas porque se entiende perfectamente lo que está sucediendo en el país y se tiene que debilitar el esfuerzo poniendo en duda la lucha contra la corrupción y victimizando a quien debiera hacer un examen de conciencia mucho más enérgico para asumir responsabilidades.
Es lógico que se pida la justicia pronta y cumplida, pero es urgente que la indignación real vaya contra todos los que, sin importar de cuál sector vienen, se han dedicado a ordeñar los recursos del Estado con cientos de millones de quetzales. La relación entre la corrupción y la pobreza es directa y en Guatemala ya no podemos seguir queriendo maquillar esta tragedia pidiendo más libertades para un sistema en que muchos piden “reglas claras” como término para pedir “respeten mi pacto de corrupción”.
Ayer en estas páginas de Oscar Clemente Marroquín felicito la postura de la Cámara de Industria pidiendo que se condene la corrupción. Sería bueno que la primera visita la hagan al presidente de CACIF a ver si se sube al proyecto, es decir si lo logra entender.