Edgar Villanueva

Siempre he sido una persona que quiere ver “el vaso medio lleno”, alguien que desea conscientemente ver las cosas positivas de una situación. Esto se debe, en gran parte, a que me gusta ayudar a construir, y en temas de Estado, porque he estado sentado del lado del Gobierno y entiendo lo difícil que es ser la piñata todo el tiempo. Por eso hoy, me quisiera referir a tres luces en el camino del Gobierno actual.

La primera, anunciada ya hace algunas semanas, es la salida de Guatemala de los países considerados “paraísos fiscales” para la evasión o países no cooperantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Dos de las grandes razones de este cambio son pasos que se han dado buscando mayor transparencia y control, tales como la reforma a la Ley Orgánica de la SAT y el “levantamiento del secreto bancario para fines de investigación”. Ambos pasos, dentro del contexto y coyuntura nacional, deben ser reconocidos como un esfuerzo importante.

Asimismo, continúa la reducción de homicidios finalizando el 2016 con las tasas más bajas en 10 años y continuando con una de las semanas santas menos violentas de la historia reciente. Asimismo, hemos visto algunos detalles de la profesionalización e incremento de madurez de nuestra fuerza policial reflejada en operativos importantes contra el crimen organizado y también en el manejo de protocolos de desalojo.

Y el ejemplo más reciente, el cual he tenido la oportunidad de vivir más de cerca, es la publicación de la Guía Operativa de Consulta a Pueblos Indígenas, la cual contiene estándares mínimos que las entidades del Organismo Ejecutivo deben de seguir a la hora de consultar bajo el contexto del Convenio 169 de la OIT. Este es un paso inicial que permite ir orientando a la institucionalidad en el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, pero que también redunda en proveer mayor seguridad a las empresas que desean invertir en proyectos que requieren de consulta. Asimismo, es un instrumento que viene a proveer herramientas para abordar la conflictividad social que azota nuestro país y un primer paso en la vía correcta para que el Congreso de la Republica reglamente el proceso de consulta en sí. Sin embargo, ya han saltado sus primeros críticos sin conocer siquiera cómo surgió, quiénes participaron en su creación y qué tipo de instrumentos integró para ser respetuosos de las costumbres locales y convenios internacionales.

Ser crítico, no es un problema, la crítica es esencial en una democracia. Sin embargo, estos tres ejemplos son el tipo de cosas que también estamos obligados a poner sobre la mesa y discutir. Y son el tipo de acciones que se deben de utilizar para articular esfuerzos como sociedad. Habrá quienes, desde la comodidad del Twitter, tendrán el privilegio de vivir de la crítica, pero para los que queremos trabajar en la construcción de un mejor país, esta tarea será más fácil partiendo de iniciativas que van en la dirección correcta.

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