Eduardo Blandón

Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
Joan Baez

El saqueo al que ha estado expuesta Guatemala no deja de sorprendernos.  Es decir, ya conocíamos conceptualmente sus dimensiones, pero enterarnos de a poquito no deja de torturarnos.  Provoca sentimientos de derrota y frustración, nos llena de tristeza al ver la riqueza fácil de algunos a costa de dejar en bancarrota al país.

La CICIG nos hace un enorme favor al desnudar las debilidades del sistema y denunciar a quienes desde un cargo se han favorecido a través de malabarismos inmorales para llenarse los bolsillos.  Es una tarea sin referente dado que nuestro sistema, por sí mismo, habría sido incapaz ni siquiera de pronunciar el nombre de algunos de esos peces gordos que ahora son buscados por la justicia.

No dudo que esa sea la molestia de los sectores poderosos, entre ellos el CACIF, que quisieran prescindir de la CICIG para seguir siendo los grandes protagonistas de ese juego conspirativo contra el Estado de Guatemala.  Porque son ellos, junto a otros renombrados grupos de delincuentes (los banqueros, por ejemplo), quienes han sido los grandes operadores del desangramiento económico y social del país.

Esa es la razón por la que se avecinan vientos huracanados.  Más todavía.  Porque el sistema corrupto no morirá fácilmente.  Antes presentará batalla y tratará por todos los medios disponibles de difamar, desinformar, corromper y dividir. Todo, con la esperanza de que Guatemala continúe igual y seguir así el proceso de robo total, según sus desmedidas ambiciones.

La sociedad civil, por su parte, no debe bajar la guardia.  Le corresponde la defensa y la agresión (no física, por supuesto, sino intelectual y política) contra quienes amparados en discursos mendaces, tratarán de conquistar el terreno perdido.  Tiene que ser un esfuerzo unido porque no puede hacerse de otra manera contra esos gremios organizados para delinquir.

Por fortuna, ya hay una plataforma y una punta de lanza desde la cual presentar batalla.  Se trata ahora de apoyar, cerrar filas e idear estrategias para asfixiar a la bestia y dar espacio a un nuevo orden donde se privilegie la honestidad, la justicia y el estado de derecho.  El objetivo consiste en impedir el saqueo para reinvertirlo en escuelas, hospitales, viviendas y tantos otros proyectos de bienestar social.  Ese al que ha estado privado el pueblo guatemalteco desde hace décadas.

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