Fernando Mollinedo C.

El Presidente de la república de Guatemala dijo: “LA CORRUPCIÓN ES NORMAL EN GUATEMALA”. Esta palabra se origina en el latín normalis. Y se dice de lo que está en su estado natural, que sirve de norma o regla o que por su naturaleza, forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.

ES NORMAL nombrar funcionarios sin experiencia en puestos de gerencia o base de datos para dirigir el Renap y a otros con pasado delictivo. ES NORMAL que persista la muerte dentro de las prisiones; que la publicidad engañosa de supermercados siga ofertando precios que no son ciertos a menos que usted compre cuatro unidades del producto “ofertado”; que la Junta Directiva del IGSS autorice la compra de lotes de pruebas de sangre innecesarias.

ES NORMAL que el Gobierno siga contratando empresas señaladas de lavado de dinero y los constructores se quejen de baja inversión pública cuando se descubre lo de las constructoras de la impunidad; que la SAAS fraccione la compra de armas y evada la licitación correspondiente; que las reformas constitucionales sigan olvidadas (a propósito) en el Congreso; la captura de tanto policía involucrado en secuestros, asaltos, robo de furgones.

ES NORMAL que el CAMIP programe citas con médicos especializados y luego las cancelen porque no hay proveedores del servicio; que no haya controles sobre el precio de la Canasta Básica; que cada día desaparezcan en Guatemala veintiséis personas y siga el robo y venta de niños; que el servicio de agua llegue a dos de cada diez habitantes; que haya dirigentes deportivos que jamás han practicado el deporte que representan.

ES NORMAL que no se investigue el megahueveo en el negoción del Transurbano; que el hijo y el hermano del Presidente estén procesados por la comisión de varios delitos; ES NORMAL que se incrementen los basureros clandestinos; que nombren embajadoras a personas brutas y sin educación; que el Gobierno clausure la carrera de magisterio en un país donde la población necesita educación y cultura.

Según el presidente, ES NORMAL que el 85 % de los bachilleres que pretenden ingresar a la universidad así como una cantidad enorme de analfabetas funcionales que aprendieron a leer y escribir y hasta poseen título universitario, no entiendan lo que leen y no puedan escribir un párrafo con claridad y precisión cometiendo errores ortográficos.

ES NORMAL que ni el MIDES, el MAGA ni la SESAN hayan implementado un programa que de verdad sea positivo para la población urgida de sus servicios; ES NORMAL también, que el terrorismo de Estado recaiga en la población indígena que no es atendida en sus requerimientos mínimos de tierra, salud, trabajo y educación.

LO NORMAL, para el Presidente, es “chinchinear la nigua” mientras pasa el tiempo y consolidarse como nuevo millonario en esta sociedad castrada de valores y con sangre de horchata; ES NORMAL también que su expresión “la corrupción es normal” le haya salido como una espesa baba de desprecio hacia las normas elementales de convivencia y produjo la avalancha de asco y condena que se mantiene vigente. Solo faltó decir que vivimos en un país “rebonito”.

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