Roberto Arias

La ahora globalmente famosa resolución sesgada de la Corte de Constitucionalidad en el caso de las hidroeléctricas Oxec I y II en Alta Verapaz, exigida y apuntalada abiertamente por el CACIF a través de medios escritos de comunicación en Campos Pagados y medios televisivos evidentemente fafeados, en contra de la lógica de los Derechos Humanos, derechos constitucionales, derechos soberanos y demás, descubrió total, cínica y abiertamente la irrebatible autoridad de los poderes fácticos en Guatemala. Son estos poderes los que tienen sojuzgada a esta ovejuna población.

Los tres poderes del estado -Ejecutivo; Judicial y Legislativo- se doblegan ante quienes dan las órdenes para que éstas se cumplan conforme a sus intereses. De acuerdo a la doctrina, estos poderes fácticos o Poder Fáctico es el que se ejerce al margen de los cauces formales (Que está basado en los hechos o limitado a ellos, y no en lo teórico o imaginario). Es decir, que no coincide necesariamente con el aparato del Estado y se sirve de su autoridad informal o su capacidad de presión para influir políticamente. El poder fáctico ni está legitimado ni siempre busca la legitimidad para ejercerse, pero ejerce de facto (de hecho) el poder aunque no lo haga de iure (legalmente) ya que su mera existencia le hace ser determinante.

No siempre es necesario que se imponga por la fuerza: le basta con explicitar, o incluso con sugerir sus deseos para que se conviertan en realidad. La clave de su ejercicio es su capacidad de control de mecanismos externos a la política para lograr poder político, como por ejemplo el dominio de recursos vitales o estratégicos, que le dan el control de la ideología, la sociedad y la economía. Por ejemplo en vez de controlar un gobierno de turno, controlar o influir su legislación de manera legal o cuasi-legal. Podemos verlo con tanto cinismo dentro del Congreso de la República, el cual ahora ya abiertamente es un nido de delincuentes a su servicio, con raras excepciones.

Un ejemplo típico de poder fáctico es la influencia ejercida por grupos de poder como pueden ser: la banca, la oligarquía, o los intereses plutocráticos, así como la Iglesia, las centrales sindicales o los medios de comunicación masiva. En ciertos corpus teóricos-ideológicos se denomina al fenómeno causado por el poder fáctico como mercantilismo empresarial o capitalismo de Estado.

Dadas algunas breves explicaciones sobre quiénes realmente gobiernan, como repito, las mafias del capital nacional fusionadas con las del capital transnacional –plutocracia-, a su vez fusionado con mafias enquistadas en el Estado: Presidencia, diputados, algunos juzgadores, ministros, etcétera, son quienes disponen abierta, libre y soberanamente sobre los recursos naturales del país, mientras los guatemaltecos vuelan barrilete a campo traviesa, sin ver para adelante, para atrás o para los lados. “La defensa del país y sus recursos que la hagan otros.”

Como escribió un redactor de National Geographic en 1985-6: “Guatemala todavía cree en milagros.”

Continúa.

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