Ayer el Ministro de Finanzas dijo que cambiar el sistema de compras del Estado implica no sólo reformar la ley sino también la implementación de nuevos procedimientos, agregando que todo ello no se puede hacer antes de unos tres años por el tiempo que tomará modificar los procesos que ahora se siguen. El caso es que todos sabemos que nuestro actual modelo es ineficiente y fue hecho para alentar la corrupción, por lo que siendo urgente modificarlo y sabiendo que tomará mucho tiempo concretar esa modificación, es urgente que se den desde ya los primeros pasos.
En Guatemala no tenemos costumbre de emprender programas con visión de futuro si implican que se debe trabajar a lo largo de varios gobiernos para concretarlos. Por un lado está la visión de que cada funcionario sólo se ocupa de lo que puede inaugurar durante su gestión y por el otro está la mezquindad de muchos políticos, por llamarlos de alguna manera, que al llegar tiran por la borda todo lo que hicieron sus antecesores por aquello de descalificar los trabajos previos. Pero es urgente que en un tema como el que estamos abordando, que tiene que ver con la matriz de compras de todo el Estado, donde se fugan millones de quetzales anualmente por los vicios existentes, se establezca una política de Estado, no de Gobierno, para implementar la transformación que nos asegure mayor transparencia.
En Guatemala vamos tarde para todo porque hemos abandonado la gestión pública por causa de la corrupción, pero es necesario que como sociedad entendamos que si no se operan los cambios necesarios seguiremos siendo presa del latrocinio que es visto como la cosa más normal dentro de nuestra sociedad. No creemos que un cambio radical como el que hace falta necesariamente tenga que consumir tanto tiempo, pero lo que no aceptamos es que esa dificultad en el tiempo se convierta en la excusa para no hacer nada, tal y como parece ser la política del gobierno que se empeña nada más en quitarse los candados presupuestarios para gastar a manga ancha dentro del actual esquema de conveniente relajo.
Si nos preocupa la podredumbre, es de empezar ya a operar para lograr un modelo distinto en todo lo que es la gestión pública, no sólo en las contrataciones y compras del Estado sino también en la forma en que se realizan trámites que hoy son fuente de mordidas y chantajes.
Si el Ministro realmente quiere algo bueno para el país, deberá actuar ya y no usar la dificultad de implementación como excusa para simplemente abolir candados.







