Isabel Pinillos
ipinillos71@gmail.com – Puente Norte

Imagínese que en pocos meses comenzará un año preelectoral. Comenzaremos nuevamente a ver tapizadas las calles y carreteras de todos los colores, con nuevos eslóganes, nuevas promesas. ¿Cuáles serán los vehículos electorales esta vez? ¿Qué caras veremos de nuevo, y cuáles harán su debut? Porque mientras la mayoría de guatemaltecos descansamos de la parafernalia y el bombardeo del confeti electoral, sería ingenuo ignorar que desde ya se cocinan a fuego lento los preparativos para la época más esperada de todos los que buscan participar en el escenario político en 2019.

Una población que podría ser muy apetecible para los nuevos comensales políticos, son los residentes en el exterior, quienes por primera vez tendrán la oportunidad de votar. Pero ¿alguien sabe cuántos son en realidad? Acaso ¿será posible llegar a cautivar este voto? Indudablemente, quien logre captarlo obtendrá un importante caudal que logre inclinar la balanza a su beneficio.

Bajo el merecido argumento de documentar a la población en el extranjero, el Gobierno central ha ofrecido duplicar el número de consulados, y además, dar pasaportes más baratos que sean entregados en el mismo día. Este súbito interés del gobierno de terminar de una vez por todas del problema de documentar a un incierto número de millones de migrantes en EE. UU., no tiene precedentes. Mientras que el último censo de EE. UU. dice que son 1.04 millones, Cancillería estima que son más de tres, pero lo cierto es que son un montón.

Aunque en este espacio se ha insistido una y otra vez sobre la debilidad documental de los guatemaltecos en EE. UU., sabemos que la tarea de identificar a una población tan vasta no es tarea sencilla que pueda hacerse sin la participación activa de todas las instancias de Estado que protegen nuestra integridad legal. Al obtener nuestro DPI, fuimos testigos del desorden registral que existía para muchas personas. En el caso de los migrantes, es aún peor. Para lograrlo, no sólo sería necesario contar con un equipo de informática y sistemas de verificación de primera, sino además, contar con personal debidamente calificado y controlado para otorgar documentos con la debida seguridad. Además, desde ya preocupa que el gobierno de FCN-Nación haya manifestado intención de habilitar el voto presidencial de 2019 en el exterior, con la sola presentación del pasaporte. ¿Imagina usted los posibles escenarios que esto abriría en la carrera por llegar al próximo gobierno en 2020?

Falta por verse una reacción de la sociedad guatemalteca consciente y que los otros organismos de Estado que participan en este proceso dictaminen si en efecto, el pasaporte cumple con los requisitos como instrumento de voto, que no se vaya a dar a quien no corresponda y si podrá garantizarse el padrón.

Queda claro que aunque la documentación de la población migrante así como el voto en el extranjero son dos deudas pendientes desde mucho tiempo atrás, estos son procesos que llevan un curso normal que debe respetarse. Esto hace necesario fiscalizar el papel que el Ejecutivo ha querido liderar de documentar a la población en el exterior con la implementación del voto en el extranjero, la cual no debería ser función propia de un gobierno central. La documentación masiva en tiempo de elecciones, es una fórmula que puede ser peligrosa.

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