Este fin de semana en todas las plataformas impresas y digitales de Grupo La Hora (La Hora y La Hora Voz del Migrante, tanto en Guatemala como en la edición de Estados Unidos), publicamos una entrevista con el ilustre guatemalteco Luis von Ahn en la que habla de cómo, en 2009 y tras vender dos compañías a Google, decidió ayudar a transformar la educación.

Así explica la creación de Duolingo y dice: “Me inspiró mi educación en Guatemala, un país pobre donde las oportunidades educativas de alta calidad se limitan a quienes tienen dinero”, una realidad que compartimos en La Hora porque hemos dicho que quienes tienen oportunidades en el país son privilegiados en el reino de la pobreza.

Pero el punto que deseamos destacar es que von Ahn decidió cumplir una meta en el tema de la educación que ha transcendido fronteras y ha cambiado el método de aprendizaje en el mundo y debemos encontrar en su ejemplo una fuente de inspiración, una guía, una luz que nos enseñe el camino de esa necesaria transformación sostenible que necesita nuestra Guatemala.

Y hay elementos para hacerlo, porque son millones los que luchan a diario y son millones los migrantes que con su esfuerzo han transformado la economía de Guatemala y Estados Unidos, y ahora lo que toca es que llevemos al país por una transformación que se traduzca en mayores oportunidades para todos y menos pobreza para las mayorías.

Para eso, necesitamos ajustes estructurales clave en el sistema político para que más gente honrada que no esté dispuesta a negociar sus valores pueda optar al Congreso, en el sistema de compras y rendición de cuentas para que el dinero se pueda invertir mejor y con más transparencia, cambios en los sistemas de educación y salud para que, de la mano de la tecnología, podamos dar más calidad reduciendo costos y haciendo más eficiente la inversión.

Debemos no solo luchar por los sueños, sino creer que somos capaces de incidir en el futuro del país, de nuestras familias, pero en especial de nuestros niños y por eso, es que hemos insistido en la necesidad de estar más juntos, de trabajar en las diferencias para que una vez resueltas estas, sea más fácil encontrar puntos de acuerdos mínimos sobre los que podamos caminar en el mismo sentido.

Si Luis von Ahn pudo, si millones de guatemaltecos en su tierra y en Estados Unidos logran forjarse un futuro diferente, nosotros podremos cambiar Guatemala y su sistema si nos lo proponemos y si lo queremos por el bien de todos.

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