Es evidente que el Gobierno del presidente Jimmy Morales está encerrado en un tema extremadamente delicado respecto a su compromiso anticorrupción, pues en cada acto y cada gesto parecen empeñados en demostrar y ratificar su animadversión hacia la CICIG, Ministerio Público y todo lo que suene a lucha contra la transparencia y contra la impunidad en el país.

Hace pocos días fue la «telenovela», según palabras de Morales, después de haber tenido que cancelar una conferencia en Miami que contaría con la presencia de la fiscal general, Thelma Aldana y el comisionado Iván Velázquez, para enfatizar que el Plan de la Alianza de la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica privilegia la lucha contra la corrupción. La razón de cancelar dicho conversatorio fue sencilla: Morales decidió dejar sin invitación a los otros dos panelistas a diferencia de lo que hicieron Honduras y El Salvador.

Ahora, cuando toca reunirse con los cooperantes internacionales que permiten que la CICIG funcione con sus recursos y no le cueste un centavo a Guatemala, Morales asistió el año pasado a analizar los avances del país en la materia, pero justo ahora prefiere excusarse de manera poco clara y con sentimientos de confrontación.

La verdad es que pudiera ser que temas de mucha importancia en el manejo de asuntos de Estado sea una razón de importancia para evitar que se asista a una cita. Claro que sería adecuado poder explicarlo de manera adecuada para que no quede duda de si se mantiene el compromiso de combatir la impunidad, la corrupción y todas las estructuras de poder paralelo que se incrustan dentro de las instituciones del Estado.

Pero la verdad es que pareciera que simplemente este Gobierno, sus diputados y los rostros más visibles alrededor de Morales, no están ni de cerca comprometidos con cumplir el que habría sido su único mandato generado en aquellas elecciones que se ganaron de chiripazo.

En lugar de mostrarse comprometidos, envían al Canciller Carlos Raúl Morales, amplio conocido de los temas de CICIG y MP en el exterior, a que sea el que represente. Terrible error cuando los presentes saben que dicho personaje, ahora y en la administración de Pérez Molina, ha boicoteado el esfuerzo.

Mientras el Gobierno está bajo crítica por un contrato de lobistas para evitar financiar a la CICIG, se desaprovecha un foro ideal para demostrar el compromiso y se envía un mensaje claro. Queda claro que ya la lucha por la Justicia termina siendo una piedra insoportable en el zapato de muchos, y por eso no importa una mancha más al tigre.

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