Jorge Santos

Se me tendrá que disculpar, por volver a insistir en un tema que ha sido abordado previamente y que sin pretensiones moralistas o de juicio de valor podría resumirse en un “se los dije” colectivo, que merece ser analizado con el propósito de diseñar acciones que nos permitan enmendar la plana, antes de que nuestra sociedad se vaya por el retrete. Luego de las importantes jornadas de movilización social, popular y ciudadana algunas voces levantamos la alerta de que las elecciones solo iban a redundar en la profundización de problemas mayores. Hoy a un año y medio de la asunción de Jimmy Morales al Organismo Ejecutivo, podemos afirmar categóricamente el rotundo fracaso de las elecciones en sí mismas y de la elección de FCN para gobernar el país.

No pretendo decir que solo el gobierno de FCN-Nación ha tenido las características de irresponsabilidad, improvisación, defensa de intereses particulares de sus financistas, corruptas e impunes, por favor no se confunda lo que deseo expresar. Lo que sí quiero manifestar es que el escenario del 2015 nos dio como sociedad una ventana de oportunidad con pocos precedentes previos, que dejamos pasar y que como un mal cuento, retornamos a un punto tal de que pareciera ser que ese año y sus avances, no significaran mucho en el balance general que tendrá que hacer la historia en su momento.

Al permitir las elecciones del 2015, en el marco del contexto que estábamos viviendo en ese momento, solo representó una salida fácil a la crisis y hoy bien podríamos decir con total certeza que la medicina nos salió más cara que la enfermedad; pero peor aún resultó llevar al Organismo Ejecutivo a una persona como Jimmy Morales y al partido FCN-Nación a conducir la institucionalidad pública. Hoy vemos en una distancia no muy larga que el resultado electoral fue el triunfo de aquellos y aquellas que hoy guardan prisión en Mariscal Zavala y de los grupos de poder económico que desean que el Sistema impuesto no cambie.

Una vez electo este grupo político, el Presidente en vez de iniciar a construir el cambio que la sociedad requería y exigía, se refugió en un hotel pagado por uno de sus financistas; de ahí en adelante todo ha sido improvisación, desinterés, incapacidad y solo funciona aquello que es de beneficio para los intereses espurios que lo llevaron al ejercicio del poder. Pero el último desacierto con altos costos económicos y políticos para el país, es la contratación de una firma para realizar lobby en Estados Unidos de Norteamérica con el objeto de que estos grupos de impunidad logren sus aviesos intereses. De tal cuenta, que hoy podemos afirmar que la elección del 2015, en vez de hacernos avanzar hacia mejores derroteros, nos ha hecho retroceder impresionante y debe hacernos reflexionar sobre lo que podrán implicar en el futuro próximo las elecciones en el 2019.

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