Emilio Matta Saravia
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Finalizando con el caso chileno, procedo a describir la forma en que atacaron el problema desde el punto de vista de educación y de saneamiento, dos aspectos que fueron fundamentales para poder solucionar el problema de forma integral.

En la parte de educación, como mencioné en mis columnas anteriores, hicieron una campaña intensiva de concientización y educación en el problema, para que fueran las mismas familias que padecen de este mal, quienes exigieran soluciones a los políticos. En paralelo, incrementaron, primero la alfabetización y luego la cobertura escolar primaria mediante un incremento de establecimientos escolares, logrando un 100% de finalización de los estudiantes de primaria. Obviamente esto repercutió también en la educación media, logrando un 85% de finalización de estudiantes de educación media. Se hizo un énfasis especial en la educación de las madres, como principal promotora para lograr la escolaridad de los hijos. Se desarrolló también un programa de alimentación escolar, que complementaba los programas de nutrición para los niños en etapa escolar. Con estos programas se logró disminuir drásticamente la deserción escolar. Este programa, controlado y vigilado por el Ministerio de Educación, delegó a diferentes empresas privadas la preparación de alimentos para ser distribuidos diariamente en 4 mil escuelas a nivel nacional.

En cuanto a saneamiento ambiental, se desarrolló un programa para mejorar las condiciones sanitarias de las áreas pobres, urbanas y rurales, para mejorar las condiciones de salud y nutrición de la población infantil. A familias que presentaban condiciones de extrema pobreza e insalubridad en sus viviendas, se les construyó a la par de sus casas una unidad sanitaria de ladrillo, con un baño, ducha, inodoro y lavamanos, con agua fría y caliente. También se les construyó una cocina con muebles y lavaplatos, todo conectado a una red de agua potable y alcantarillado. Estas condiciones de saneamiento, tanto personal como de alimentos, dieron como resultado una mejoría en las condiciones de salud y nutrición de los niños afectados. De esa cuenta, se construyeron más de 360 mil de estas unidades sanitarias, además de lograr un 99% de acceso al agua potable y 93% de acceso a alcantarillado para todas las poblaciones marginales del país. Estas condiciones han sido un factor de suma importancia en la prevención de la desnutrición.

Como conclusión, en Chile, un país con condiciones muy similares a Guatemala en la década de los 60, 70, se tomó con la debida RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO por parte de las autoridades, el atacar de manera frontal la desnutrición infantil y destinar los recursos y esfuerzos necesarios de manera continuada en el tiempo, para lograr este fin. Nótese que estas medidas trascendieron gobiernos de izquierda, derecha y la dictadura de Pinochet, porque es un compromiso de Estado.

Hay un factor adicional que en lo personal me tocó ver de primera mano en Chile, y es que, para el chileno, la corrupción es algo INACEPTABLE. Mis compañeros de estudio chilenos ni siquiera se permitían pensar en sobornar a un policía o a un funcionario. Es algo que simplemente no aceptan y eso forma parte de su cultura.

A nosotros los guatemaltecos nos toca centrar nuestros esfuerzos en erradicar este mal. Así como hicieron hace medio siglo los chilenos. Y LO LOGRARON.

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