Marco Tulio Trejo Paiz
Llama la atención en los diversos círculos políticos, oficiales y sociales, el hecho de que el personaje del Partido Democrático de los Estados Unidos de América, Donald Trump, esté siendo criticado en los incluyentes medios de comunicación, así como en protestas callejeras.
En su mayoría, participan en esos actos los latinoamericanos indocumentados, adictos al licor y delincuentes.
Se ha llegado a criticar a mister Trump tratándolo de incapaz, de tirano, de ser otro Hitler e, incluso, de poco cuerdo…
Son cosas comunes y corrientes en el campo de la política y de los excesos.
Los ciudadanos y ciudadanas sobresalientes en la política son víctimas de los derrotados en ese campo y los que quisieran que caigan de las cimas a las simas los hombres y mujeres que han ascendido a las alturas por las buenas o por las malas.
Se está haciendo mal uso de la democracia bien entendida, pues campea el libertinaje en los United States, y eso desdice de las quintaesencias del sistema, ya que da la idea de que está debilitándolo.
Es inaudito lo que está pasando contra el gobernante que hace poco tomó posesión del elevado cargo.
Una entidad política como el Partido Republicano difícilmente designa a un Perico de los Palotes como candidato presidencial.
Indudablemente, Donald Trump tiene los méritos que, por envidia de la bendita o maldita politiquería, no quieren reconocerle quienes lo han estado bombardeando insistentemente con indiscutible insidia.
Aquí, en nuestra Guatemala, que hoy por hoy, lamentablemente, está casi anarquizada, también tenemos música un tanto destemplada contra el presidente Jimmy Morales, de quien se dice que como timonel de la nave no está realizando buena obra.
Deben los ciudadanos de Gringolandia hacer ¡chitón ya! y dejar que el mundo político siga girando hasta cuando sea oportuno y conveniente para la superpotencia mundial convocar a las urnas al terminar su período constitucional al actual ocupante de la Casa Blanca.
Juan Pueblo dice, hamaqueándose, charrangueando y cantando con su guitarra, que eso es lo procedente y… ¡no más berrinches y `piropos´ zahirientes”!
