Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Todavía recuerdo cuando en 2015, sin tener información privilegiada, escribí dos días antes del destape del Caso de La Línea que era necesaria la aparición de un caso para que la gente pudiera entender el juego de la corrupción y la impunidad y así poder tener un cohesionador social que nos permitiera trabajar juntos para cambiar las reglas de un sistema que es un lastre para un futuro mejor.

Dicho y hecho, salió el caso y primero Iván Velásquez y luego Thelma Aldana se convirtieron en “héroes” que poco a poco fueron haciendo más sólida su posición hasta que los afectados por las investigaciones y cuyo epicentro sigue en el Mariscal Zavala, empezaron a exacerbar que la guía rectora de la lucha contra la corrupción era una ideología de izquierda y eso fue suficiente para generar una fuerte oposición a las investigaciones.

En lugar de pedir que se ampliara el espectro de la lucha contra la corrupción, algunos empezaron a pedir el cese de la misma bajo argumentos de que tal lucha desacelera la economía, crea incertidumbre y afecta la certeza jurídica. La utilización de tales argumentos (vacíos y cínicos) explica, en gran medida, por qué seguimos teniendo el mismo sistema que privilegia a los malos y castiga a los buenos.

Yo, por el contrario, creo importante seguir con dos temas puntuales: el primero, mantener la lucha contra la corrupción, pero ampliar los focos de investigación para que más corruptos de otros gobiernos, corporaciones municipales, otros partidos y otros financistas más allá del Partido Patriota, deban rendir cuentas por sus hechos. Nadie pide condenas previas, solo que se sigan los procesos para investigar a quienes han lucrado con el dinero de la gente.

Soy abogado y entiendo que recabar pruebas sólidas y más si son de años atrás no es fácil, pero también he visto las capacidades y entiendo que no se le está pidiendo peras al olmo, solo se está demandando que se ponga toda la carne en el asador para avanzar con investigaciones que son igual de importantes que todas las relacionadas al PP. Si se quiere se puede y eso nos lo han demostrado los entes investigadores.

Con eso estoy convencido, como lo estuve en 2015, que se silenciarán muchas bocas que hoy dicen que todo es un tema de la izquierda queriendo fregar a la derecha y sentará mejor las bases para mi segundo punto el cual es igual de importante y pasa porque no quitemos el dedo de la llaga en torno a los cambios que necesita el sistema porque bajo las mismas reglas, los mafiosos solo se reciclan o se cambian las cabezas, pues los negocios siguen y solo cambian de manos.

Se quiere una justicia pronta y cumplida, pero no quieren cambios en la justicia; quieren más transparencia en el gasto público pero no desean cambios a la ley de compras ni reformas a la Contraloría y así abundan los ejemplos que evidencian un doble discurso.

Tan no han cambiado las cosas, que dentro de unos años estamos en ruta para tener un Congreso igual o peor que el presente y candidatos como Sandra Torres, Manuel Baldizón y Zury Ríos, quienes encarnan los vicios del sistema y son unas de las caras de la impunidad.

CICIG y MP dicen que las investigaciones no dependen de los tiempos políticos ni se practican para inclinar los mismos, pero hoy estamos en una etapa de cara o cruz porque es necesario que todos entendamos que la corrupción no la inventó el PP ni se acabó con FCN sino que ha sido un mal enraizado en los gobiernos del país incluyendo aquellos de la era democrática.

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